Una de las formas de humor más recurrentes en la canción cubana (sobre todo en la bailable) consiste en la burla de ciertas costumbres típicas de determinadas situaciones, como ocurre con el tema que nos ocupa. Durante mucho tiempo, acaso siglos, los bailes fueron lugares para ligar o compartir con la pareja cierta intimidad. Ello solía provocar bromas por parte, sobre todo, de los amigos del hombre, como se refleja en la letra de Julio Cuevas que ponemos a disposición de ustedes. Es interesante la utilización que se hace del coro que establece un diálogo con el cantante solista al modo de las tragedias griegas. En la primera estrofa, el solista asume la voz del narrador para, después de “Y dice así:” convertirse en el personaje principal. A partir de “¡Óyeme! ¡Óyeme! No es posible, no es posible…” se inicia la conversación entre el coro y el solista (el enamorado y sus amigos), recurso que, con variaciones, es común en este tipo de música y permite el desarrollo de la pieza para alargar el baile.
Esta pieza podemos encontrarla en Grandes Orquestas Cubanas. Orquesta de Julio Cuevas y Orquesta Gigante de Chepín, CD 8485662, serie Sonora Cubana, de la Virgin Records.
Defiéndete (son montuno)
Julio Cuevas
El que baila enamorado
no le gusta que lo miren
y que al lado de él suspiren
porque baile así o asao.
Y dice así:
¡Déjenme!
¡Déjenme!
¡No me miren!
¡No me miren!
Que yo me estoy defendiendo,
metido en mi rinconcito.
Defiéndanse ustedes.
Déjenme a mí.
¡Déjenme!
Cada uno se defiende como puede
y de su cuero hace un tambor.
Y si tiene entre sus brazos a su amor
le mete al cuero de su tambor.
Evitando las miradas
baila el pobre enamorado
en un rincón adecuado,
que no se vea la jugada.