Nombres de guerra |
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A partir de 1959, la tradición cubana de etiquetar con sobrenombres a los conjuntos beisboleros se quebró de modo violento. |
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por ROGERIO MANZANO, New Jersey |
Parte 1 / 2 |
El béisbol es un juego de detalles y, justamente, uno de los más curiosos es el de los sobrenombres de los equipos. Fue una práctica que surgió desde la cuna misma del pasatiempo. Recordar aquellos Knickerbockers de New York en la temprana fecha de 1845, cuando Alexander Cartwright intentaba organizar un club de pelota al estilo de la aristocrática sociedad británica de Marylebonne.
Con el paso del tiempo se tornó en hábito etiquetar con apodos a los conjuntos beisboleros. Casi hasta se hizo necesario, en virtud del nuevo concepto profesional de establecer más de una escuadra en la misma ciudad. Después de consolidarse la Liga Nacional en 1876, resultó más habitual que cada seleccionado adoptara siempre una divisa para establecer diferencias, intereses y estilos, totalmente individuales.
En su artículo Cuban, Roberto González Echevarría define el origen de este fenómeno apoyado en el totemismo y la heráldica. "En ambos casos —afirma González Echevarría— se trata de códigos que se basan en figuras retóricas que van desde la alegoría a la sinécdoque: emblemas de calidad abstractos como el valor o la virtud, o el pars pro toto de, inclusive, prendas de vestir como las gorras y cascos, o en el presente, las medias blancas o rojas. Ambos orígenes —totemismo o heráldica— sobreviven todavía, pero sospecho que la costumbre moderna de dar motes a las novenas de pelota proviene de la práctica, en los ejércitos de la era napoleónica y postnapoleónica, de designar divisiones o batallones con distintivos que expresaran su valor, agresividad o clase de armamentos".
En nuestros días ya es poco probable instituir una agrupación beisbolera en cualquier parte del mundo sin adicionar este elemento. Una mirada a los actuales rosters de las principales Ligas evidencia que se encuentra en perfecta comunión la mezcla de ciudad-franquicia y sobrenombre-símbolo; pese a que, en algunos casos, son reiterativos del patrón ligamayorista estadounidense, los sobrenombres no le niegan a la representación local un toque de particular elegancia y tradición.
Así, por ejemplo, en la vieja Europa, la Liga Mayor Italiana Serie A1, exhibe, entre otros, sobrenombres como Orioles de Grosseto, Guerreros de Paterno o Piratas de Rimini, mientras que la Hoofdklasse holandesa no se queda atrás con sus NTNT Tornado's o los Minolta Pioneers.
En el oriente, donde el deporte de las bolas y los strikes es muy popular, la China Profesional Baseball League, de Taiwán, denomina a sus clubs Elefantes, Leones, Ballenas y Toros. En Corea prevalece una especial fusión entre entidad financiera y divisa beisbolera. Son los casos de Samsung Lions, Kia Tigers, LG Twins o Hyundai Unicorns... Mientras, en el Japón legendario, se destacan mitológicas insignias como Dragones de Chunichi, u otras endémicas como Carpas de Hiroshima o Golondrinas de Yakult.
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