Miércoles, 20 febrero 2002 Año III. Edición 306 IMAGENES PORTADA
Deporte
Abriendo una puerta

Vicente Fox abre otra vía en el tránsito de la pelota cubana hacia el profesionalismo confeso.
por JORGE EBRO  
Fox
Presidente mexicano Fox. Regalo de los Tomateros
de Culiacan, campeones de la Serie del Caribe de béisbol

Entre las tantas conversaciones e intercambios efectuados durante la controversial visita del presidente mexicano Vicente Fox a Cuba, se pasó por alto un aspecto algo alejado de la alta política, pero muy cercano al deporte: la firma de un acuerdo de cooperación con la Liga Profesional de Béisbol azteca.

Entre sus varios capítulos, el convenio estipula la celebración de varios juegos de exhibición entre selecciones de la pelota rentada del país vecino y la selección nacional de la Isla, algo que no es nuevo, puesto que en la década de los 80 se produjeron topes con novenas como los Diablos Rojos y los Tigres, de la liga de verano mexicana.

Por su parte, a principio de los 90 La Habana recibió en una gira de fogueo a los Sultanes de Monterrey, que tuvieron durante cierto tiempo la ayuda de entrenadores cubanos como el ex lanzador pinareño Julio Romero.

Los diplomáticos aztecas dicen que es importante este acuerdo, ya que es el primer esfuerzo palpable de la visita de Fox; los entendidos del deporte alegan que es mucho más, porque nunca antes el béisbol caribeño se había comprometido tan seriamente con profesionales, un adjetivo que de sólo pronunciarse en voz alta levanta ronchas en La Habana.

Se espera que la escuadra cubana, bicampeona olímpica en Barcelona 92 y Atlanta 96, y multitular del orbe, celebre un primer choque contra estrellas mexicanas en una fecha tan temprana como el 21 de mayo.

De todo esto se desprende a las claras que Cuba, que abolió el profesionalismo hace más de cuatro décadas y que lo critica a muerte, no puede sustraerse a la ostensible realidad de que es el único país en la pelota que sigue portando el opaco cartel de amateur. Algo que, por cierto, es insostenible desde cualquier punto de vista.

El convenio con los rentados aztecas es un primer paso tímido, pero primero al fin y al cabo. Cuba no jugará contra los mejores de ese país, aunque sí con hombres que viven de su profesión y saben qué hacer sobre un terreno.

El béisbol profesional mexicano es de muy buena calidad. Así quedó reafirmado en la recién concluida Serie del Caribe celebrada en Caracas, Venezuela, donde los Tomateros de Culiacán se impusieron ampliamente a las representaciones de República Dominicana, Puerto Rico y Venezuela, que acudieron a la cita con varios jugadores de primer nivel que se desempeñan en las Grandes Ligas.

Dominicana, por poner un ejemplo, contó con ocho peloteros de la Gran Carpa, y sobre todo, contó con la presencia de Vladimir Guerrero, el cuarto bate de los Expos de Montreal y uno de los más poderosos sluggers en los Estados Unidos.

Los Tomateros, junto con los Yaquis de Obregón, los Cañeros de los Mochis y las Águilas de Mexicali, conforman la Liga Invernal del Pacífico, la más poderosa de México, donde se incluyen varios peloteros de Estados Unidos y otras naciones caribeñas de mucha tradición.

Cuba no jugará contra estos equipos, puesto que ese liga recesa al inicio de las Grandes Ligas y sus mejores exponentes se han integrado en los 30 clubes de las Mayores; sino con los de la Liga de Verano, en la que se encuentran profesionales de menor nivel.

Pero es un paso de avance en una relación —con los profesionales— que ha sido inestable y de muchos contrastes. Aunque no se dijo, en la propia Serie del Caribe se hacía ostensible la presencia de Cuba.

No por gusto todas las informaciones hacían referencia al nacimiento del clásico caribeño o "Pequeña Serie Mundial" en la Habana en 1949, a las coronas cubanas ganadas por equipos como el Marianao o el Almendares.

Además, Panamá espera por Cuba. Con cuatro equipos involucrados, a la nación istmeña se le dijo que sólo podría volver a la Serie del Caribe cuando la cifra de conjuntos fuera de seis. Un sexto que no puede ser otro que la Mayor de las Antillas.

Ojalá que este convenio firmado con los profesionales mexicanos contribuya de algún modo a que el campeón de la Serie Nacional cubana acuda a la ciudad puertorriqueña de Carolina, sede del próximo clásico de la región.


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