Viernes, 21 diciembre 2001 Año II. Edición 262 IMAGENES PORTADA
Deporte
El ocaso de los gigantes

Los superpesados eliminados del olimpismo: el fin de un espectáculo.
por JORGE EBRO  
T. Stevenson
Amateur Stevenson. El más
grande de todos los tiempos

La Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA) parece atascada en un pantano de contradicciones. Luego de las airadas protestas de varios países —Cuba el mayor protestante entre todos— con relación a ciertas decisiones arbitrales en los últimos años, ahora ha confirmado que la división superpesada pasará a ser sólo un recuerdo del pasado en la próxima olimpiada.

Así lo ha confirmado el presidente de la AIBA, el pakistaní Anwar Chowdhry, quien ha asegurado que el Comité Olímpico Internacional ha venido presionando a su organización para reducir el número de púgiles en aras de reducir el gigantismo de los Juegos de verano para que puedan ser asumidos sin dificultades por las naciones que los acogen.

De este modo, el boxeo se suma a otras disciplinas como el levantamiento de pesas y las modalidades de la lucha, que han reestructurado sus categorías para disminuir las delegaciones. Al parecer, la guillotina del recorte caerá sobre la división superpesada, ya que, según la AIBA, la calidad no es muy alta y los combates son muy desiguales.

El resto de las categorías deberá reestructurarse entre los 48 y los 93 kgs. De este modo, la reducción afectaría a 26 peleadores, una cifra discreta si se compara con los 320 deportistas que han sido suprimidos en el atletismo.

Sin embargo, la AIBA ha olvidado algo importante: el espectáculo. Por muy pésimos que sean dos mastodontes de más de 91 kg, el público seguirá con mayor avidez este tipo de combates que los de los mejores pesos plumas del planeta. Es la contradicción del boxeo amateur actual que se debate entre la protección que pueda brindar a sus atletas y la necesidad de brindar buenos programas para atrapar a los aficionados.

Luego de tanta protección —cosa que es necesaria— es muy difícil ver un contundente knock out en los cuadriláteros no rentados, mientras que los sistemas actuales de conteo de puntos en nada favorecen a los estilistas. Casi los únicos capaces de derribar a un contrincante por encima del casco y los guantes sobreacolchonados son los supercompletos.

Se sobran los carteles boxísticos donde el principal interés de la concurrencia es esperar la última pelea, la de los gigantes. Para muestra un botón: En los torneos cubanos siempre se esperaba, año tras año, la tradicional pelea de Ángel Milián contra Teófilo Stevenson. Parecía que el resto no importaba.

La eliminación de los pesos supercompletos le quitará al boxeo aficionado uno de los pocos atractivos que le quedaban. No hay que olvidar que hombres como el ucraniano Vladimir Kletschko, uno de los actuales campeones del peso gigante que brilla en el pugilismo rentado, salió del laboratorio de los Juegos Olímpicos, al igual que otros como Evander Holyfield.

Si esta medida se hubiera puesto en vigor 20 años atrás nunca se hubiera sabido de nombres como Stevenson o Roberto Balado. Aunque Cuba no cuenta en estos momentos con un superpesado de alto calibre, ciertamente la Isla es una excelente cantera de estos hombres de poder superior.

Por supuesto que la protesta antillana no se ha hecho esperar. Estamos hablando de una posibilidad menos de medalla no sólo para Cuba sino —y aunque parezca un discurso político— para las naciones pobres que son las que con más fuerza abrazan los deportes de individualidades.

Es una realidad que los Juegos Olímpicos ya están cercanos a los 10 000 atletas y resultan un fardo demasiado pesado en el aspecto de alojamiento, aunque de ningún modo es esta una causa fundamental que afecte las arcas del COI o de la nación sede. Si fuera así, no se vería esas luchas desesperadas de las ciudades más esplendorosas del mundo por hacerse con la organización de unas olimpiadas que, si son bien manejadas en el sentido financiero, siempre dejan jugosos beneficiosos, para no hablar ya de la infraestructura en instalaciones deportivas.

Sin embargo, es posible que después de Atenas 2004 se vea el resurgir de los superpesados o la eliminación de otra categoría. Tampoco queda claro si la supresión será sólo para las olimpiadas o los campeonatos mundiales y regionales también adoptarán esta medida que ha puesto una mueca de desaliento en aquellos que más dinamita cargan en sus puños.


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