Jueves, 23 mayo 2002 Año III. Edición 372 IMAGENES PORTADA
Opinión
Lo que Carter puede preguntar

Una reflexión sobre el estado de las relaciones entre Cuba y EE UU.
por ARTURO LOPEZ LEVY, Nueva York Parte 1 / 3
J. Carter
Aula Magna de la Universidad de la Habana,
ex Presidente Carter. Un discurso sin precedentes

La visita de James Carter a Cuba es un buen momento para reflexionar sobre el estado de las relaciones entre la Isla y EE UU. Más de cuarenta años de hostilidad deben ser suficientes para decir basta. Dos países, a menos de noventa millas uno del otro, con una cercanía geográfica e histórica considerable, han vivido una larga y traumática relación que conllevó y conlleva divisiones familiares, separación de pueblos, desvío del comercio y la vida económica, hostilidad militar, suspicacia, muertes en el Estrecho de la Florida, limitaciones de derechos humanos y libertades civiles, etc. Para colmo, la misma relación llevó al mundo al borde de un cataclismo nuclear.

La política de embargo de las sucesivas administraciones norteamericanas ha sido causa primordial en el mantenimiento de la actual situación. Desde 1959, la administración Eisenhower rechazó buscar un modus vivendi, incluso con los sectores originalmente moderados en el Movimiento 26 de Julio que terminaron en el exilio. Quizás una política más comprensiva, como en ocasiones sugirió el embajador Bonsal, hubiese abierto espacios a la resistencia de los "moderados" contra el ímpetu de los revolucionarios radicales y de línea dura. Esa fineza política faltó. Desgraciadamente, sigue faltando.

Que el régimen cubano es totalitario está fuera de discusión. Cualquier persona honesta, comunista o no, reconocerá que en Cuba las libertades civiles, de expresión, organización y propiedad —por mencionar las más elementales—, no se respetan. El cuento de la "dictadura proletaria" no sólo está en el basurero de la historia sino que contradice la realidad de dirigentes "proletarios" que viven donde vivían los burgueses antes de la Revolución, consumen como éstos y actúan como una casta con prerrogativas especiales. La cuestión es si la política empleada para cambiar tal situación, o sustituirla, ha sido la adecuada.

Los métodos empleados han ido desde la organización y adiestramiento de expediciones armadas como la de Bahía de Cochinos, planes de asesinato contra Fidel Castro y otros líderes del Gobierno, hasta la búsqueda del total aislamiento y el cierre del comercio de Cuba con el mundo. El modelo exacto de lo que no se debe hacer. Todo ello ha fracasado.

El embargo unilateral del Gobierno norteamericano para lidiar con la creación en la Isla de un sistema totalitario y la no adecuada compensación por la nacionalización de las propiedades norteamericanas no ha logrado un cambio de régimen, tampoco en la actitud hacia esos temas de las autoridades cubanas. Castro va a morir con las botas puestas y, si la política estadounidense no cambia, sus sucesores alargarán el sistema indefinidamente, amparados en las favorables condiciones —derivadas del aislamiento y la hostilidad— en las que se desarrolla el totalitarismo.

Salto a cont. Siguiente: En ese terreno... »
1   Inicio
2   En ese terreno...
3   Nadie que...

Imprimir Imprimir Enviar Enviar

En esta sección

Carter, Bush y Castro
ADOLFO FERNáNDEZ SAíNZ, La Habana
El discurso del regreso
DIMAS CASTELLANOS, La Habana
Las 47 horas que sacudieron a Cuba
BASTIANA RODRíGUEZ, Caracas
Chantaje en abril
MANUEL DíAZ MARTíNEZ, Canarias
La resolución de la verdad
ADOLFO FERNáNDEZ SAíNZ, La Habana
Golpe y contragolpe
JOAQUíN ORDOQUI GARCíA, Madrid
NOTICIERO
SOCIEDAD
ECONOMÍA
CULTURA
INTERNACIONAL
DEPORTE
MÚSICA
OPINIÓN
DESDE...
ENLACES
Chat
ENTREVISTA
Cartas
BUSCADOR
Galeria
Niño
EDICIONES
» Actual
« Anterior
» Siguiente
Seleccionar
D:  
M:  
A:  
   
Libertad
 
 
PORTADA ACTUAL NOSOTROS CONTACTO DERECHOS SUBIR
 
© 1996-2003 Asoc. Encuentro de la Cultura Cubana.