Lunes, 16 diciembre 2002 Año III. Edición 516 IMAGENES PORTADA
Dulce cantar
Mariposa con alma

por LáZARO MORELL, Madrid  

Terminamos este breve ciclo dedicado al Trío Matamoros con dos canciones muy distintas entre sí. La primera, es decir, ésta, es una de las canciones más hermosas que se han escrito en Cuba, en la que la compenetración entre música y letra resulta perfecta. Fue escrita en 1928 y grabada por primera vez el 29 de mayo del mismo año, en el segundo día de las primeras grabaciones que hizo el trío para la Víctor, en Camden, New Jersey, según la discografía de Cristóbal Díaz Ayala.

Estamos ante uno de esos textos que, a pesar de estar registrado por Miguel Matamoros, evidentemente no fue escrito por él. La evidencia mencionada apenas necesita demostración. Léase sus entrevistas, escúchese la mayoría de sus canciones (con faltas de concordancia, vocabulario no excesivamente rico, rimas y métricas forzadas) y pregúntese si es posible que esa misma persona pudiera acometer la siguiente destreza: "...con esos besos que tú a la flor/ das cuando quieres la miel robarle...". Además, en todo el poema no hay una sola falla en la rima, lo cual es infrecuente en la canción popular cubana, y un manejo de la métrica no menos extraño. De cualquier forma, lo destacable es que don Miguel haya tenido la inteligencia de adoptar las producciones de ese misterioso poeta que lo acompañó en varias ocasiones. En ésta, la sutileza de sentimientos mostrada, sin hipérboles ni tremendismos, logra su momento de mayor plenitud en los tres últimos versos, de sabor francamente clásico: "...dile que torne mi compañera/ a los jardines de mi quimera/ donde no vuelva jamás, tal vez".

Mariposita de primavera (habanera, 1928)
Miguel Matamoros

Mariposita de primavera,
alma con alas que errante vas
por los jardines de mi quimera,
por los jardines de mi quimera,
como un suspiro de amor fugaz.

Cuando te alejes a otras regiones,
llévale un ruego de adoración
a la que un día me dio ilusiones
que se trocaron en decepciones,
que hoy llevo dentro del corazón.

Yo quiero verla para besarle,
con esos besos que tú a la flor
das cuando quieres la miel robarle,
para embriagarte cual yo de amor.

Mariposita de primavera,
alma con alas, si es que la ves,
dile que torne mi compañera
a los jardines de mi quimera
donde no vuelva jamás, tal vez.


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