Lunes, 15 julio 2002 Año III. Edición 409 IMAGENES PORTADA
Música
A la sombra del Chazz

Tras la estela de Chano Pozo: Cándido Camero, 'Patato' Valdés, 'Mongo' Santamaría y Francisco Aguabella.
por ARSENIO RODRíGUEZ, Barcelona Parte 2 / 2

A Patato Valdés se le atribuye haber creado, en 1950, un método para afinar los tambores mediante una llave que ajusta el aro que sostiene el parche: nace en 1926, en la barriada de los Sitios; su primo es Fellove, creador de Mango Mangüé. En 1955 llega a Estado Unidos y ese mismo año, entre otros, colabora con Mongo Santamaría y Tito Puente. Graba luego Kenya (1957), uno de los discos más avanzados de los Afro-Cubans de Machito; después enseña a bailar mambo a Brigitte Bardot en el filme Y dios creó a la mujer, de Roger Vadim. En 1959 comienza su relación más importante con el flautista Herbie Man; juntos graban una decena de discos donde se imponen los ritmos latinos. Man le dedica los temas Cuban Potato Chip y Patato. Ello no impide que participe en otras grabaciones: con Johnny Pacheco graba en la primera descarga que se graba en Puerto Rico en 1965, Hit Flute and Latin Jam. Debuta en solitario con un disco genial a finales de los sesenta, Patato & Totico, disco antológico de guaguancó que será la última grabación de Arsenio Rodríguez, en el que la experimentación y la fusión de rumba con bossa nova son excelentes en la pieza Más que nada, de Sergio Méndez... luego ha grabado otros seis discos. Además de grabar con Max Roach y Willi Bobo, en 1996 sacó un disco que fue nominado al Grammy ese año, Ritmo y Candela II, junto al pailero cubano Changuito. Su últimas apariciones han sido en los discos de Cachao, y más recientemente en dos de Bebo Valdés, donde ha desplegado toda la magia melódica con que rodea su estilo.

Por último, Mongo Santamaría es quien más cerca está de la sombra de Chano Pozo, aunque, según cuenta un proverbio chino, nadie es capaz de saltar más allá de su sombra. Mongo es el único de sus coetáneos rumberos que ha obtenido un Grammy por méritos propios: fue en 1978, con su disco Amanecer. Después de haber nacido en La Habana (1922), en el Barrio de Jesús María, en 1948 se desplaza a Méjico para actuar junto a Pérez Prado, que arrasa con el mambo. En 1955 lanza su primer disco en solitario, Changó, con hondas raíces afrocubanas. A partir de esos años graba lo mismo en La Habana que en Estado Unidos, con figuras importantes como el vibrafonista Cal Tjader, Carlos Embale, Merceditas Valdés y El Niño Rivera. No va a ser hasta 1962 que Santamaría se dedique por entero al jazz latino, firmando con el sello Riverside. Entre los jóvenes músicos que recluta para su proyecto están Armando Corea, quien pronto se dará a conocer como "Chick". Presenta a La Lupe un año más tarde, en su primer disco en los Estados Unidos —Mongo presenta a La Lupe— que salió a la venta en 1964. Entre los músicos de la banda de Mongo Santamaría que acompañaron a La Lupe en esa producción discográfica se recuerdan los nombres del trompetista Alfredo Chocolate Armenteros y el pianista y orquestador René Hernández. Ese mismo año se presenta en el Village Gate de New York, y lo hace al frente de lo que será el conjunto de jazz latino del futuro, con piano, bajo, percusión y una línea de tres metales. Es probablemente el primero en utilizar ese formato en tiempos en que las Big Bands temblaban ante el avance del rock. La última colaboración de Santamaría es con la cantante negra de Perú Susana Baca, en el último disco de ésta que produjo David Byrne, para su sello Lokua Bop.

En el libro Rama dorada se plantea que en los enterramientos hay que tratar de no proyectar la sombra encima de la cripta, porque si no uno se irá con el muerto. Chano Pozo es y será grande, pero la carrera de estos músicos cubanos en Estados Unidos demuestra que se puede proyectar la sombra sobre alguien y no morir en el intento. Es muy curioso que mientras el Diccionario de música cubana hecho en la Isla, versión Letras Cubanas (1992), no recoge entradas o reseñas de tres de estos grandes músicos (Valdés, Cándido y Aguabella), un ya genial conguero, Angá —quien ha tocado en Irakere y Buena Vista Social Club—, responda a una pregunta sobre sus influencias esenciales de esta manera:

Angá: Tata Güines siempre ha sido mi maestro espiritual. Fue el primero al que oí tocar la conga. Él mismo me enseñó a saber escuchar un poco más a los otros congueros como Armando Peraza, como Mongo Santamaría, como Cándido, como Patato Valdés, Wilfredo de los Reyes, Oretes Vilató. Gente que siempre ha tenido mucha influencia —aparte de tocar la música cubana—, ha tenido mucha influencia de otro tipo de música, principalmente del jazz. Y eso ha sido, o fue, lo que más me enseñó Tata, aparte de su estilo, aparte de su forma de decir, aparte de su forma de tocar.

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