Miércoles, 22 mayo 2002 Año III. Edición 371 IMAGENES PORTADA
Internacional
Intercambio de experiencias

De cómo el fiscal Escalona Reguera puede aprender e instruir en la República Popular China.
por MIGUEL RIVERO, Lisboa  
Yang Jianli
Disidente chino Jang Jianli, participante en las protestas
de la Plaza de Tiananmen

El Fiscal General vitalicio de Cuba, el general Juan Escalona Reguera, estuvo recientemente de visita en la República Popular China, y según agencias de noticias internacionales el objetivo fue "analizar" la legislación que regula la vida política y social del gigante asiático.

Escalona se hizo famoso durante el último juicio estalinista del pasado siglo, contra el general Arnaldo Ochoa y los hermanos Tony y Patricio de la Guardia, por su tono inquisidor, su sarcasmo y lo implacable de sus acusaciones. Se mostró como un digno Robespierre tropical.

Escalona estuvo con el vicepresidente de la Asamblea Nacional Popular (ANP), Jiang Chunyun (la ANP está presidida por Li Peng, quien en su buena época de Primer Ministro de China mandó a que los tanques aplastaran las manifestaciones pro democracia en la Plaza Tien An Men).

Poco después de los acontecimientos en China, en 1989, Fidel Castro explicó a un periodista norteamericano que "los amigos" chinos habían tenido que sacar los tanques a las calles porque no contaban con los modernos medios de las fuerzas antimotines para dispersar manifestaciones con gases lacrimógenos o cañones de agua. Cuentan los que están enterados de los movimientos en Cuba, que después de declarado el período especial por tiempo indefinido Castro importó suficientes equipos para hacer frente a motines en caso de que las Brigadas de Respuesta Rápida (contingente Blas Roca y compañía) no resulten suficientes.

¿Qué podrá aprender Escalona de los amigos chinos? Los fusilamientos en estadios (práctica común y ejemplarizante en China) se supone que serían una lección demasiado fuerte para trasladarla a Cuba.

En realidad, y es justo reconocerlo, hace unos dos años que el régimen cubano no aplica la pena de muerte, lo que abrió las esperanzas en algunos círculos acerca de que pueda producirse un congelamiento de la medida y una eventual abolición. Todavía en el mundo existen estas personas, un poco incautas, que no quieren reconocer que el régimen autoritario cubano está basado en el terror dosificado.

Escalona puede aprender acerca de los decretos aprobados en los últimos años por la ANP, que prohíben toda actividad contraria al Partido Comunista, así como también las medidas draconianas contra la corrupción, que allí se castiga con la pena de muerte.

Por su parte, los chinos pueden aprender cómo se debe utilizar la televisión en casos ejemplarizantes (como el de Ochoa y los hermanos de la Guardia). Todo el montaje de los vídeos, interrogatorios, etc., como una telenovela en varios capítulos que mantenga en vilo, ante la pequeña pantalla, a millones de chinos.

A su homólogo asiático, Escalona le puede dejar como regalo las horas de grabaciones de su actuación en el juicio de Ochoa (con textos en chino de la traducción, ya que no debe ser doblado), porque de esa manera daría lecciones de sus diferentes tonos de voz: solemne, burlona, sarcástica, etc. De todo eso hizo gala en aquel juicio.

En Beijing, los tanques salieron a la calle aquella noche fatídica del 4 de junio de 1989 y nunca se ha conocido a ciencia cierta la cantidad de víctimas.

En La Habana, Escalona disfrutaba en esa misma época de sus éxitos en el juicio de la denominada Causa 1. Ochoa y otros tres de los acusados en aquel juicio o circo romano, fueron fusilados una madrugada de julio de 1989.

Coincidencias históricas para ser rememoradas 13 años después, en esta oportuna visita para "analizar" la legislación china.

Acerca de las transformaciones económicas en China, los dirigentes cubanos se han encargado de explicar que no resultan aplicables en Cuba, porque existen dos realidades diferentes.

Quizá, en lo que se refiere a las medidas represivas, las coincidencias podrían ser mayores, y Escalona puede aprender y enseñar. En definitiva, se profundizan los intercambios con los ahora proclamados "amigos chinos".


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