Acaso la mejor canción de Cesar Portillo de la Luz sea este impúdico delirio, que tiene una estética muy similar a La gloria eres tú, de José Antonio Méndez. En ambos casos, lo que cuenta no es la mujer amada –de la cual desconocemos todo atributo (físico, intelectual o moral)–, si no la sensación que esa mujer produce, gloria o delirio, en el feliz destinatario. Sin embargo, en Tú mi delirio la satisfacción mostrada al final (...y yo soy dichoso / porque me quieres también...) está enriquecida por una ansiosa vehemencia: Este amor delirante / que abraza mi alma / es pasión que atormenta / mi corazón.
Tú, mi delirio (bolero-filin, 1954)
Cesar Portillo de la Luz
Si pudiera expresarte
cómo es de inmenso,
en el fondo de mi corazón,
mi amor por ti.
Este amor delirante
que abraza mi alma
es pasión que atormenta
mi corazón.
Siempre tú estás conmigo,
en mi tristeza,
estás en mi alegría
y en mi sufrir.
Porque en ti se encierra
toda mi vida:
si no estoy contigo, mi bien,
no soy feliz.
Es pasión, delirio
de estar contigo,
y yo soy dichoso
porque me quieres también.