AFP/ San Francisco. La derrota sufrida el martes por el lanzador cubano Liván Hernández en el tercer partido de la Serie Mundial de béisbol, que su equipo San Francisco perdió ante los Angelinos de Anaheim 10x4, no es el final. El jugador advierte que "esto no ha terminado".

El cubano, quien perdió así su invicto en siete juegos de postemporadas, tuvo una pésima actuación que privó a su equipo de poder coronarse el jueves en su propio predio si lograba barrer los tres juegos programados para esta sede.

"Me sentí bien en los dos primeros innings, pero no sé que pasó después, quizás fue exceso de confianza por mis resultados en playoffs, pero más que el récord personal siento la derrota del equipo", aclaró Liván.

Hace cinco años, en 1997, el cubano se impuso en el primer y quinto choques de la Serie Mundial, cuando vestía la franela de los finalmente coronados Marlins de la Florida, quienes luego de avanzar como wild card doblegaron a los experimentados Indios de Cleveland.

Su actuación, que le valió el MVP (jugador más valioso) de la Serie Mundial, además de la famosa frase "I love you Miami", parecían que le garantizarían por largo tiempo ser hijo predilecto de la Capital del Sol.

No obstante el elixir que la gloria le proveyó en ese momento, el cubano tomaba dos años después el camino de San Francisco, donde a pesar de no acumular resultados asombrosos como cuando era un 'pez' en la Florida no deja de ser muy querido entre los fanáticos.

"Es cierto que extraño la ciudad (Miami), pero aquí (San Francisco) me siento bien también", aseguró Hernández, quien agregó que "los fanáticos son buenos y respaldan muy bien al equipo. En lugares así se puede jugar con amor cualquier deporte".

Su primera temporada completa con los Gigantes fue excelente, con 17 victorias y solamente 11 fracasos, y aunque en las siguientes campañas ha superado la docena de triunfos pierde bastante juegos también.

"La gente me mide mucho por lo que hice en aquella Serie Mundial (1997) y realmente no me gusta. Ciertamente aquel fue un año excelente, pero ahora estamos hablando de toda una carrera en la que como es lógico a veces hay algunos problemas", enfatizó el cubano.

Liván se ha convertido en un caballo de batalla en los Gigantes, pues desde que llegó a San Francisco ha superado las 200 entradas trabajadas en cada una de las temporadas.

Con dicha actuación, Liván se convierte en el primer pitcher del equipo californiano con dos campañas seguidas con más de 200 innings desde que el derecho John Burkett lo lograra en los años 1990 y 1991.

"No solo eso, sino que no conozco la lista de lesionados desde que llegué a las Grandes Ligas", señaló con orgullo el antillano.

El cubano tuvo una salida exitosa en la primera ronda de estos playoffs, cuando venció a los Bravos de Atlanta 8x3, para que su equipo se metiera en la pelea otra vez al empatar a 2-2 la serie, que finalmente ganó su novena 3-2.

Hernández terminó las dos primeras etapas de la postemporada con balance de 1-0 y promedio de carreras limpias de 3,07, con 14,2 entradas trabajadas, aunque ahora, en la Serie Mundial, su promedio se ha visto afectado a un punto tal que su efectividad decayó a 12,27 carreras permitidas por cada partido de nueve innings.

Empero, una cosa quiere dejar el cubano bien clara y es que lo sucedido en aquel otoño de 1997 no fue obra de la suerte.

"Realmente me siento muy bien física y anímicamente. El hecho que haya perdido un partido en esta serie frente a los Angelinos no quiere decir que sea el fin del mundo para mí. Esto no se ha terminado pues queda mucha tela por donde cortar y hay que acordarse que es a un máximo de siete juegos", finalizó.

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