Pudo haber sido peor |
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El Mundial Femenino de Berlín cerró una etapa particularmente productiva para el voleibol criollo. |
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por JORGE EBRO, Miami |
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Después de todo no le fue tan mal a la selección cubana de voleibol femenino que asistió al reciente Mundial de Berlín, porque las renovaciones generacionales nunca traen buenos presagios, al menos a corto plazo.
Para que no hubiera duda de lo limitado de sus aspiraciones, por esta vez la Federación Cubana de Voleibol hizo pregonar que a las jovencitas presentes en la capital alemana les sería muy difícil, por no decir imposible, mantener el nivel de sus antecesoras.
Y, ciertamente, la tarea de suceder con éxito a un grupo de jugadoras que ha sido reconocido como el mejor de todos los tiempos, que conquistó tres títulos olímpicos y arrasó en cuanto torneo participó en la última década del pasado siglo y hasta 2002, pudiera parecer titánica.
La renovación fue tan a fondo que la única sobreviviente de la anterior hornada, la estelar Regla Torres, apenas pudo tomar parte en el mundial y es muy probable que su sueño olímpico para Atenas 2004 termine en la pesadilla del retiro.
La ex capitana y ex reina del deporte de la malla alta tiene sus rodillas en muy mal estado, al punto que dentro de poco será sometida a una rigurosa operación, tras la cual seguirá un largo proceso de recuperación.
Su tarea en Berlín fue puramente decorativa, con apenas unos minutos sobre la cancha, sin soslayar el aporte emotivo que una veterana como ella pudo insuflar en el ánimo de sus inexperimentadas compañeras.
Cuba tuvo la suerte de que, cuando Mireya Luis iba en franco descenso, Regla Torres recogiera el testigo del talento para seguir manteniendo a la selección nacional en lo más alto del podio de premiaciones.
Sin ninguna jugadora de la talla de estas dos gigantes, la escuadra criolla se lanzó al ruedo de Berlín y tras varios tropiezos en la ronda clasificatoria logró meterse entre los ocho finalistas, para finalmente culminar su actuación con un notable quinto puesto.
Con un promedio de edad de 22 años, las cubanas tuvieron dos pilares en Marta Sánchez y Yumilka Ruiz, quien terminó como líder atacadora del Mundial y recibió elogios de los expertos presentes en la cima.
De aquí a Atenas, las "Morenas del Caribe" tienen tiempo de volver a ganarse el adjetivo de "espectaculares", tal y como fueron conocidas en los años 90. Con la experiencia de la cita del orbe sobre los hombros, las muchachas habrán madurado lo suficiente como para intentar el asalto del oro olímpico.
Sin embargo, otros dos equipos también se empeñaron en renovaciones y con más tiempo que el cubano: Italia, a la postre nuevo titular mundial, y Estados Unidos.
Las norteñas gozaron del éxito a mediados de los 80 con la ya fallecida Flora Hayman, pero el triunfo de las italianas fue una verdadera sorpresa. Ambas, junto a la tradicional fuerza de Rusia y China, son potencias emergentes con un núcleo de jugadoras jóvenes que no se dejarán arrebatar la supremacía sin dar batalla.
Ahora lo que debe quedar bien claro para hombres —sobre todo para éstos— y mujeres dentro del voleibol de la Isla, es que la estrategia de laboratorio cada vez les distancia más del resto del mundo.
Cuba no puede seguir sosteniendo sus resultados sobre la base de un reclutamiento superselectivo, sin contar con torneos domésticos de calidad y duración que garanticen una amplia cantera donde escoger.
Las ligas profesionales europeas y asiáticas están haciendo cada vez más la diferencia, y ni la magia de un entrenador como Eugenio George logrará la maravilla de una cuarta corona olímpica.
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