Martes, 15 octubre 2002 Año III. Edición 472 IMAGENES PORTADA
Deporte
Fiesta en La Trocha

La escuadra nacional retomó la corona en el Mundial Juvenil de Boxeo celebrado en Santiago de Cuba.
por IVáN GARCíA, La Habana  

Sonó la tumbadora. Y comenzó la conga, con el cocuyé al frente. Mientras el huracán Isidore, con nombre de lacayo inglés del siglo XIX, hacía de las suyas por Pinar del Río y la Isla de la Juventud, sus embates en las zonas orientales sólo provocaron lloviznas que no afectaron el disfrute de los santiagueros. Se abrió La Trocha. Y desde Pico hasta Enramada se comenzó a festejar. ¿El motivo? Después de seis años, Cuba retomaba la corona y era el nuevo campeón mundial de boxeo para menores de 19 años.

Antes de arrancar el torneo se vaticinaba una dura porfía con Rusia, el rey destronado, Ucrania y Kazahastan. Pero no fue así. La escuadra cubana, al mando del preparador Pedro Roque, se paseó como si estuviera en un desfile militar.

El inicio fue estupendo, 33 victorias al hilo, hasta que el ruso Eduard Obzolimov cortara la racha ganadora venciendo al cubano Rodolfo Pérez en los pesos gallos.

Mas la suerte estaba echada. Dos días antes de que concluyera el certamen, ya la mayor de las Antillas era el nuevo campeón. Con 68 puntos, 6 preseas de oro, 3 de plata e igual número de bronce. Es decir, los 12 peleadores se fueron con medallas.

Los más destacados, por supuesto, los que se alzaron con el fajín dorado. Tómese nota, pues a la vuelta de un par de años de seguro estarán en las olimpiadas de Atenas.

Yunier Fábregas (51 kg), Michel Sarría (60), Noelvis Veitía (71), Osmay Acosta (75), Yoan Pablo Hernández (91) y Yasmani Pérez (más de 91) escucharon en lo más alto del podio el himno nacional. Entre ellos sobresale el buen boxeo de Michel Sarría en los 60 kg: elegante, preciso en el golpeo, buena esquiva y manejo del jab de izquierda como un martillo.

El mosca Fábrega es un púgil para cogerle miedo. Desde que suena el gong pega cual si fuera a una mochila y no para de tirar golpes. Jabs, ganchos, rectas, swings... Tira y tira, como una máquina programada. Y además, boxea.

Otro que impresionó a los especialistas fue el zurdo Yoan Pablo, de los 91 kg, que se mueve por el encerado como un minimosca y saca las manos a velocidades meteóricas, amén de pegar durísimo.

En la pelea por el oro, tenía frente a sí al camerunés Parfait Amougi, un joven de 18 años con cara de hombre maduro, que mostró la mejor pegada de este mundial. Su derecha es capaz de tumbar a un mulo. Pero el mejor boxeo de Yoan Pablo lo desconcertó, y el cubano terminó moliéndolo a golpes. Tantos fueron que hubo que detener la pelea en el tercer acto. El camerunés, con los ojos hinchados por la golpiza, no sabía dónde quedaba su esquina.

No es noticia que el boxeo cubano tenga un buen desempeño. Desde siempre ha sido nuestra principal baza de triunfo en olimpiadas y mundiales. Esta vez, en la tierra caliente de Santiago, los púgiles de la Isla demostraron su valía.

Lo mejor de la fiesta lo puso La Trocha. La corneta china retumbó hasta el amanecer.


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