| Un rey en la sombra |
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| Rafael Palmeiro, ¿tercero en disputa por la corona de jonrones del béisbol cubano? |
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| por ROGERIO MANZANO |
Parte 1 / 2 |
En un reciente artículo firmado por este redactor, se contraponían las figuras de Orestes Kindelán y José Canseco en el papel de máximos aspirantes al título de Rey de los Jonrones en el béisbol cubano de todos los tiempos. Alguien levantó su voz en protesta por la omisión de Rafael Palmeiro, a quien considera el tercer candidato al trono.
La polémica, esa trepidante hoguera que en determinadas circunstancias impide a los hombres consensuar sus opiniones, insiste en encender estas páginas.
No existen secretos acerca de la fuerza de los números, los cuales son el argumento principal del lector partidario del Raffy. Es evidente que Palmeiro tiene excelentes guarismos en varios departamentos ofensivos, y que incluso en algunos de ellos supera a Kindelán y a Canseco. Se puede agregar también que defensivamente su acumulado está por encima de los otros dos, lo que con razón habla de la magnitud del extraordinario pelotero.
Sin embargo, la corona que está en disputa aquí es la de los jonrones, y en esa lid Rafael no lleva ventaja sobre el santiaguero ni el reglano. Son 447 bambinazos contra los 462 de José y los 476 de Orestes. Además, aunque este deporte es eminentemente estadístico, no es esa la única dimensión por la que se puede contemplar a los héroes en el terreno.
Cuando Palmeiro jugó su primera temporada completa en 1987, con el Chicago de la Liga Nacional, José Canseco esculpía su nombre para la posteridad en la lista de los novatos del año. En esa campaña el jardinero de los Atléticos de Oakland disparaba 33 esféricas hacia las gradas, al tiempo que el entonces outfielder de los Osos conectaba sólo 14 tablazos de vuelta completa.
Mientras Rafael necesitó más de siete contiendas para ser reconocido como potente slugger (ya pasados los 30, por cierto), Canseco, en su año de bautizo en las Mayores y a los 24, era considerado un príncipe de la estaca.
El primer beisbolista en firmar un contrato que destrozó la barrera de los cinco millones de dólares para actuar en un diamante no fue precisamente Rafael Palmeiro, sino José Canseco, y se los entregaron no por su calidad defensiva, ni por su average de bateo, sino por pegar muchos jonrones.
En el último certamen de 2001, después de comenzarlo en una Liga independiente y con el arrastre de antiguas lesiones, José, como el Ave Fénix, resurgió de sus cenizas y en sólo 76 partidos con los White Sox (menos de la mitad de un campeonato ligamayorista) despachó 16 canicas para la calle con 49 remolques. ¿Qué tal si hubiera jugado todo el tiempo?
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