| 'Work in Progress' |
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| El arte tercermundista legitimado en la Bienal de La Habana 2002. |
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| por DENNYS MATOS |
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Sin apagarse aún los ecos de la 7ma Bienal de La Habana, el Centro de Arte Wifredo Lam (CAWL), ya comienza a preparar la 8va, que se celebrará en noviembre del próximo año. Su conclusión está prevista para los primeros días de diciembre, haciéndola coincidir con las celebraciones por el centenario de Wifredo Lam, conmemoración mundial aprobada por la UNESCO para el 2002.
Dentro de este marco, el Museo Nacional de Bellas Artes, junto a otras entidades culturales extrajeras, exhibirá una muestra de sus obras en lienzo y papel y ofrecerá seminarios sobre el más universal de los pintores cubanos del siglo XX. A esta edición asistirán aproximadamente cien países de América Latina y el Caribe, África, Asia y Medio Oriente. El escenario, como ya viene siendo común en anteriores oportunidades, serán los espacios de Habana Vieja y otras zonas de la capital. El Centro Histórico, la Fortaleza de la Cabaña y el Castillo del Morro, entre otros, formarán parte del recorrido expositivo en el casco antiguo de la capital. Mientras, en El Vedado, se expondrá en Casa de las Américas, el Pabellón Cuba y La Rampa. La lista de participantes se dará a conocer entre los meses noviembre y diciembre del presente año.
Estrenada en la 7ma Bienal, la Muestra de Audiovisuales y Multimedia se presentará nuevamente, dada la importancia creciente de estas expresiones. Esta vez estará organizada por el ente Red de Audiovisuales y Multimedia, dirigida por Nelson Herrera Ysla. El equipo de curadores estará formado por ejes representados por Raysa White (La Habana), Alanna Lockward (Bonn-Sto Domingo) y Malin Barth (Nueva York-Oslo). La Red convocará a un concurso de vídeo-arte y multimedia, con bases pendientes de difusión. Entre sus objetivos está el de agrupar y promocionar, fundamentalmente, a creadores del entorno caribeño y latinoamericano.
De las informaciones adelantadas por el CAWL, se desprende que el Arte Contemporáneo Cubano gozará de importantes espacios de exhibición en galerías de la capital.
En la 8va Bienal se repetirá la experiencia de los proyectos especiales de la 7ma que consiguieron llevar muestras de arte en espacios alternativos de la ciudad, desarrollados en diferentes barrios habaneros, con la participación de la comunidad e incursiones teatrales, danzarias y cinematográficas.
El contenido curatorial y museográfico de este nuevo proyecto, estará caracterizado por una reivindicación del discurso tercermundista. Un discurso que, sobre todo en las últimas cuatro ediciones, había visto sus enunciados políticos ideológicos militantes, diluidos en contenidos de una proyección sociocultural y antropológica más amplia.
"Nuestro compromiso —dice la información brindada por el CAWL— es con la vida y la cultura de los pueblos que conforman el mundo menos desarrollado económicamente". Desde el punto de vista cuantitativo el efecto de esta lógica es previsible: "Organizaremos un evento al cual serán invitados artistas (...) de Asia, África, Medio Oriente, América Latina y el Caribe y, aunque en mínima proporción, de otras regiones del mundo".
En otro sentido, el CAWL enfatiza sobre la naturaleza distintiva de las obras del Tercer Mundo, determinadas por el contexto económico y las particulares condiciones de la producción artística, inmersa en un tejido sociocultural dentro del cual muchas de las expresiones simbólicas emergen como parte indisoluble de la vida comunitaria, creando un potencial comunicativo cuya singular expresión es capaz de crear un diálogo abierto y constructivo para el conocimiento mutuo entre las culturas.
Para los organizadores resulta lamentable que el reflejo de estas realidades haya "generado cierto consumo de tercermundismo, otredades, sur, territorialización y sobre todo multiculturalismo". Esto perjudica a las obras y a los artistas encasillados de antemano en estas clasificaciones.
Pero también es lamentable el hecho de que ningún otro evento de las artes plásticas haya sistematizado un discurso que busque la legitimidad, en los altos circuitos del arte, para los artistas Tercer Mundo. Bienales como las de Sao Paulo y Estambul, por ejemplo, no se responsabilizan con la articulación de enunciados ideológicos dirigidos a apellidar el arte que exhiben y promueven.
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