Poetas trabajando |
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por RAúL RIVERO, La Habana |
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Se sabe que en Cuba hay una clasificación subterránea que marca el destino de los poetas. La experiencia socialista enseñó a encasillarlos en cinco categorías: A, B, C, D y E.
El poeta A es aquél al que lo llama el funcionario y le dice: A Francia, A Madrid, A Viena, A Italia...
El B es al que se le orienta: Ve a Bulgaria, Ve a Ulán Bator, Ve a Tobar, Ve a Haití, Ve a Corea...
Al aeda C, se le indica tajantemente: Coje pa' Camagüey, Coje pa' Matanzas, Coje pa' Santiago, Coje pa' Holguín...
El portalira D recibe esta orden: Dale pa' Tibicial, Dale pa' Jaruco, Dale pa' Vieja Linda, Dale pa' Caracusey...
El rimador E es el que está en estos últimos parajes y recibe al portalira D con esta expresión de alegría y desconcierto: Eh... ¿y tú qué haces aquí?
Claro que en los últimos tiempos se ha hecho más compleja la ubicación de cada poeta en su grupo, y los burócratas —siempre cautos y previsores— se ponen ellos mismos entre los A, a sus secretarias y personal de confianza en el B, y acompañan en los viajes a los que consiguen renovar su credencial.
Estos años de confusión asimilada produjeron y producen un desarrollo constante de la picardía criolla, legado de nuestros antepasados españoles.
Como ahora se va a incrementar la producción de libros y Cuba camina a pasos de gigante (¿de qué otra forma podría ser?) hacia la meta de convertirse en el país más culto del mundo, se habla ya de esquinar los planes de El Poeta de la Familia y poner en práctica la idea de un vate por núcleo en cada vivienda.
Así es mejor. No hay necesidad de caminar unas cuadras para una consulta sentimental o una indecisión política.
Allí mismo, en la casa, está de guardia el rapsoda que volará a la computadora a redactar unos alejandrinos perfectos para la rubia de la esquina, que le pidió al bardo de la suya unas cuartetas provocadoras e insinuantes.
En los casos, como es bastante común, en que en un solo inmueble convivan dos núcleos, se pueden organizar controversias o talleres literarios donde se compita por habitación.
Hay una propuesta para convocar cada sábado una llamada "Noche de la Endecha Combativa", en la que todos los poetas de la cuadra expresarán su respaldo a la marcha victoriosa del proceso, de manera que se reafirmen las posiciones políticas del vecindario.
Los estatutos del nuevo y masivo movimiento prohíben expresamente la redacción y distribución de epigramas, pareados, décimas o cualquier otro tipo de métrica que contenga alusiones ofensivas a vecinos obesos o cornudos, calvos, estrábicos o alcohólicos.
Cada veinte cuadras integrarán un denominado Distrito Poético. Los distritos formarán la Lira Municipal y así se seguirá subiendo a provincia y nación.
Que no quede un sentimiento sin versificar, ni un resbalón ideológico sin rectificar, es el lema de los portaliras que ya se preparan.
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