Viernes, 24 enero 2003 Año IV. Edición 541 IMAGENES PORTADA
ECOLOGÍA
ARQUITECTURA
HUMOR
CONVOCATORIA
Prensa
Revista
Revista Encuentro
Envia...
Suscríbete...
Arquitectura
Arte y arquitectura: un divorcio a la cubana

¿Hay futuro para un patrimonio arquitectónico que a duras penas sobrevive al presente?
por BALTASAR MARTíN Parte 5 / 5

Se imponen normas de proyecto rígidas, y, además, foráneas.

Predomina la tipificación.

Se instituye un uso no racional de la técnica del prefabricado.

Los presupuestos para las edificaciones no contemplan un acápite para la inclusión de obras de artes plásticas en el proyecto, ni tampoco el pago de las ambientaciones (decoraciones), por lo que no existe un marco financiero garantizado para ello.

Se carece de un marco jurídico apropiado para la creación de equipos interdisciplinarios en las empresas de proyectos, dejándose esto a la iniciativa personal o a las exigencias del Estado en el caso de una obra muy cuidada.

Se echa en falta una crítica arquitectónica seria, sistemática y especializada.

Paradójicamente, las artes plásticas alcanzan un auge extraordinario, pero no logran hacerse públicas, pues las galerías continúan siendo para las elites por vocación y las ambientaciones del Fondo Cubano de Bienes Culturales, a pesar de la preocupación y sensibilidad de Nisia Agüero —su titular durante muchos años hasta 1990—, no llegan a los barrios populares, que debieron haber sido el verdadero caballete y marco de ese arte.

En sentido general, Cuba ha carecido, durante todos estos años, de una crítica experta, sobre todo en arquitectura, ya que en Segre el panfleto ha lastrado la eficacia de sus libros y escritos, donde se cantan loas a una arquitectura que hoy él mismo critica, y a la que no supo emplazar cuando comenzaba a deformarse y apartarse del arte.

A raíz de las críticas del propio Fidel Castro en 1987 —un contrasentido total por su protagonismo nefasto en esa misma anti-arquitectura socialista—, y con la revitalización del Movimiento de Microbrigadas, comienza una fiebre de proyectos atípicos en el país, que alcanza su expresión más alta en la Villa Panamericana (1991), conjunto que no llega a igualar, sin embargo, al de La Habana del Este de 1959.

Los factores históricos que han entorpecido y lastrado la buena ejecución y la calidad de estos proyectos arquitectónicos típicos y atípicos han sido los siguientes:

Maratones constructivos para inaugurar las obras en fechas prefijadas por la cúpula del poder, sin consultar los cronogramas de ejecución.

Mecanismo inversionista poco exigente, al predominar las motivaciones políticas por encima de las económicas y las funcionales.

Baja calificación de los constructores, por proceder de centros de trabajo que no tienen relación con la actividad constructiva.

Pobre presencia de las artes plásticas ya desde el proyecto, motivada por la falta de un mecanismo jurídico-financiero que la sustente, y por la deficiente educación estética teórica de la mayoría de los arquitectos graduados por el régimen.

El arquitecto formado en estos ya más de 40 años de proceso productivo socialista ha carecido de una adecuada educación estética-teórica desde la primaria hasta la universidad; sufre la influencia enajenada del medio objetivo material que lo rodea, signada por una negación política del pasado y por una negación estética del presente, sin dialéctica posible que la mejore; trabaja en un colectivo laboral donde la creatividad ha sido frustrada por decisiones desde arriba, y no posee suficientes conocimientos sobre el estado del arte en general. Tampoco se relaciona con los artistas plásticos ni con otros creadores afines.

Sólo un buen arquitecto, con una adecuada educación estética, puede hacer una verdadera arquitectura, y en el medio cubano los mejores que pueden mencionarse se formaron antes del 59, o de forma autodidacta los más jóvenes, como es el caso del destacado arquitecto santiaguero José Antonio Choy, graduado en 1974 en el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría, de Marianao.

Choy logra con su hotel Santiago, inaugurado en 1991 en esa ciudad oriental, el más exquisito ejemplo de arquitectura de interiores, con una fuerte presencia de las artes plásticas nacionales que le dan carácter antológico, si bien esto sigue siendo excepción y no regla, al igual que en los hoteles construidos en Varadero y otros polos turísticos.

Entretanto, el ciudadano común, ése que no tiene acceso al dólar, ve degradarse el patrimonio arquitectónico en que vive y trabaja sin poder entender cómo se siguen construyendo hoteles en cayos remotos, cuando en los existentes los índices de ocupación siguen siendo bajos y las ciudades y pueblos de toda la Isla se deterioran impunemente.

Salto a cont. Volver: Inicio »
1   Inicio
2   A luz de hoy...
3   Tal como...
4   Si bien...
5   Se imponen...

Imprimir Imprimir Enviar Enviar

En esta sección

Entre rejas
JOSé HUGO FERNáNDEZ, La Habana
 
 
PORTADA ACTUAL NOSOTROS CONTACTO DERECHOS SUBIR
 
© 1996-2003 Asoc. Encuentro de la Cultura Cubana.