Viernes, 11 octubre 2002 Año III. Edición 470 IMAGENES PORTADA
Sociedad
Gente buena y del comercio

por RAúL RIVERO, La Habana  
Barbero
Barbería 'a domicilio'

Son dos. Recorren Centro Habana y la Habana Vieja. Uno es blanco y el otro mestizo. Están por los cuarenta años. No venden nada. Compran planchas viejas.

¿Qué harán estos personajes con esos aparatos inservibles?, dice Rigo cuando los ve pasar con sus jabas complejas.

Las reparan y las venden, responde un mulato a quien le dicen Bin Laden.

Puede ser, pero es un negocio raro. Primera vez, en mis 68 años, que veo que en Cuba se dedican a eso, dice otra vez Rigo, esquinado y sinuoso. Gato, estos tipos me ponen gato.

Ningún misterio mi hermano, entra Bin Laden. La cosa es hacer algo para que sin estar muy fuera de la ley te puedas ganar la vida. ¿Tú no conoces al médico que alquila shows de Cristina, Laura y Marta Susana?

Un primo mío vende calandracas y es enfermero, cuenta Gasolina. No quiere ni tocar un esparadrapo no vaya a ser que le llegue el bombo y Salud Pública no lo deje irse.

En mi barrio vive un viejo que vende Granma y Juventud Rebelde. Se gana una peseta o dos por cada ejemplar, pero como eso no lo compra nadie, el viejo le dice a la gente: "ayúdeme que yo hago esto pa' comer y con eso escapar". Es una combinación de comerciante y limosnero, relata El Rafa desde su triciclo rojo.

El asunto es no robar ni asaltar a nadie, comenta ahora un Bin Laden piadoso y honrado que se pone a mirar a una mujer que pasa.

Mira a Saco 'e churre. Ese se gana la jama botándole la basura a los vecinos. Siempre le dan sus pesitos bobos y lo que se le pega en el basurero, vuelve Rigo.

Él no se mete con nadie. Claro, se pone mal cuando está frente a los tanques y la canalla le grita: "tírate tú, tírate tú".

¿Y la señora que apunta terminales? Muy decente. Era maestra de corte y costura, y sabe inglés y taquigrafía. En el cuarto tiene sus títulos. Habla bajito y dice siempre: "buenos días", "buenas tardes, ¿qué tal le va?".

Es Venatón el que ha contado lo de la costurera. La semana pasada me saqué con ella 450 cañas y le pasé una ventana. "No gracias", dijo primero, pero luego me partió el brazo.

Un tipo tranquilo es el del aire, vuelve El Rafa. Creo que es ingeniero mecánico. Instaló el aparato ese en la sala de la casa y cobra 20 kilos por cada goma de bicicleta y 50 por las de motos. Ese ni habla.

Eh, ¿y El Profe? Era maestro de carpintería, recuerda Bin Laden. No le alcanzaba para empezar y ahora cobra diez pesos por cuidar carros por la noche. Se tira en el asiento de atrás y mete sus pestañazos hasta que sale el sol.

Bueno, dice el viejo Rigo, y ustedes que llevan dos horas aquí a media mañana, ¿en qué están?

Ya sé, ya sé, en alguna rama del comercio.


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