Vicki Huddleston aboga por apoyo del exilio a la oposición interna |
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La jefa de la misión diplomática de EE UU en La Habana, Vicki Huddleston, que concluirá su misión en La Habana el próximo 3 de septiembre, señaló que está convencida que el apoyo del exilio cubano a la oposición aceleraría dramáticamente un cambio en la Isla, según El Nuevo Herald de Miami. "Cuanto más gente se dé cuenta de que un cambio es posible, más real se torna la posibilidad de dar ese cambio", aseguró.
"Mientras las personas no tengan esperanza, que no vean ningún futuro y que lo único que les queda es quedarse o enterrar la cabeza en la arena, no hay posibilidades de un cambio". Por eso, "si hay cubanos en Estados Unidos que tengan la voluntad de ayudarnos a apoyarlos, de invertir en su futuro, los cambios son inevitables", añadió Huddleston.
A propósito de sus gestiones durante la administración de Bill Clinton, la Jefa de la Sección de Intereses refirió al Herald: "Les decía que si distribuíamos unos 2000 libros al año, por qué no distribuir 50.000. La cosa cuajó, hemos distribuido miles de radios, que al contrario de otros países no están sintonizados en ninguna frecuencia específica, sino que cada cual puede escoger lo que quiera escuchar. Pronto vamos a tener un centro de prensa en el consulado, para los periodistas independientes y quien más quiera recibir información".
"En Cuba tener un periódico hace la diferencia", como también dar publicidad a las actividades opositoras como forma de proteger a los activistas. "Cuando los (gobiernos) europeos se involucraron en la divulgación del Proyecto Varela, el gobierno se volvió más cauteloso", dijo.
En palabras de Huddleston, el Proyecto Varela fue la mayor y mejor movilización de la oposición, lo cual preocupó sobremanera al régimen de Fidel Castro, que reaccionó de la peor forma posible.
"El discurso de Bush fue un pretexto. El Presidente le dijo apenas que hiciera elecciones, ni siquiera le dijo que se fuera. Lo que le preocupó fue lo que Carter hizo, que logró que el Proyecto Varela se hiciera conocido entre los cubanos. Castro estaba en la audiencia y no pudo responder, se dio cuenta que el ex presidente mencionó el proyecto sin que pareciera que lo estaba apoyando, y debe haberse dicho que tendría que hacer algo para que (los cubanos) lo olviden", dijo la diplomática.
La política de La Habana en los últimos meses, aseguró la diplomática, "ha sido una cadena de cálculos mal hechos. Trataron de reprimir a la gente pensando que podían comprar tiempo, pero los opositores consiguieron las firmas para el Proyecto Varela. En Ginebra terminaron dándose cuenta que no podían hacer nada. Después trataron que las firmas no llegaran a La Habana, y Oswaldo Payá, como buen estratega político, esperó la oportunidad de la visita de Carter para entregarlos en la Asamblea".
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