Besos inolvidables y brazos sustitutos |
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por LáZARO MORELL, Madrid |
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La evocación de un amor que fue es la más ambigua de las nostalgias. Si el recuerdo se potencia con una comparación desfavorable, la nostalgia puede acercarse a la angustia, como parece ser el caso en esta joyita de Julio Gutiérrez, otro clásico del género.
La afirmación "...aquello que un día nos hizo/ temblar de alegría/ es mentira que hoy pueda olvidarse/ con un nuevo amor..." parece necesaria, aunque un poco obvia. Me gusta más aquello de buscar ansiedades nuevas en bocas otras y que otros brazos, eventualmente emotivos, estrechen sólo para hacer recordar otras otredades.
Hay por lo menos dos versiones memorables de este bolero ejemplar. Una, muy clásica, de René Cabel, y otra, mucho más "malandra", del guapachoso Rolando Laserie que, dada mi vocación arrabalera, me parece la mejor, sobre todo porque, como era su costumbre, introduce variantes en la letra, tales cuales repetir una palabra o cambiar "...temblar de alegría..." por "...llorar de alegría...". Y conste que poéticamente es mucho mejor temblar que llorar en los casos alegres, aunque sea en aras de la originalidad, pero lo que cuenta es la necesidad de la sustitución.
El caso es que Inolvidable es una de esas piezas que ha hecho temblar o llorar, según las preferencias, a generaciones de parejas entrelazadas en brazos acaso no tan ajenos, con ansiosas y promiscuas bocas.
Inolvidable (bolero) Julio Gutiérrez
En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse, imborrables momentos que siempre guarda el corazón. Porque aquello que un día nos hizo temblar de alegría es mentira que hoy pueda olvidarse con un nuevo amor.
He besado otras bocas buscando nuevas ansiedades y otros brazos extraños me estrechan llenos de emoción. Pero sólo consiguen hacerme recordar los tuyos, que inolvidablemente vivirán en mí.
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