| Si me das un chance... |
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| por LáZARO MORELL, Madrid |
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Ser director de una banda militar no parece el camino más expedito para hacerse una carrera dentro de la música dedicada a la exaltación sentimental, pero Luis Casas Romero no es una extraña excepción ya que las bandas jugaron un importante papel en la historia de nuestra música, sobre todo a principios del siglo XX.
Pero ahora no se trata de bandas, sino, otra vez, de boleros. Y el de hoy es uno de los primeros clásicos. Lo es, entre otras cosas, porque en su apretada síntesis toca muchos de los ejes fundamentales del género, sin detenerse en ninguno. Uno de ellos, no abordado todavía en esta sección, es el "dicen", que no sólo es propio del bolero, sino de toda la canción cubana. Nunca se sabe quiénes "dicen", pero están ahí, acechando con envidia cualquier forma de intensidad, cualquier realización, cualquier amor. "Ellos" siempre son culpables, responsables del desamor y provocadores de deslealtades.
Luego está el sueño, otro expedito camino para el amor. No podía faltar la tanatofilia y la exageración: "...y aunque después me muera, quiero besarte...", precio un tanto alto para un ósculo fugaz, pero, según cantares, es común que la gente esté dispuesta a asumirlo.
Lo mejor de esta pieza memorable es su final, aquello de "...que si llego a besarte como he soñado/ ha de ser imposible que tú me olvides...", alarde si los hay y que nos hace sospechar que las intenciones del autor era pasar del beso al hecho, o al lecho.
Si llego a besarte (bolero, década de 1920)
Luisa Casas Romero
Dicen que tus caricias no han de ser mías,
que tus amantes brazos no han de estrecharme,
y yo que he soñado anoche que me querías
y aunque después me muera, quiero besarte.
Dame un beso y olvida que me has besado,
yo te ofrezco la vida si me la pides,
que si llego a besarte como he soñado
ha de ser imposible que tú me olvides.
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