Amor en fuga |
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por LáZARO MORELL, Madrid |
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El amor, o su complementaria antípoda, el desamor, han sido la principal y casi única materia prima del bolero que ha creado mujeres imposiblemente perfectas, como Longina, o verdaderos monstruos de maldad. Desgraciadamente, deben ser muy escasos los boleros dedicados a hombres, ya que no recuerdo ninguno con nombre masculino. De hecho, en toda la canción latinoamericana, el único nombre de varón que conozco es el vals peruano José Antonio, de Chabuca Granda. Precio que tenemos que pagar por el ejercicio del machismo...
En este bolero del Benny se percibe una actitud moral que comienza a limpiar nuestra canción de culpas amorosas a partir de finales de la década de 1930. El otro deja de ser un incomprensible malvado y el propio sufrimiento es una realidad despojada de responsabilidades ajenas: "Para qué perder el tiempo,/ para qué volvernos locos,/ si tú sabes que nosotros/ no nos comprendemos ya".
Me gusta, especialmente, ese distanciamiento que proclama: "...mi vida se ha vuelto loca...", aunque hay que reconocer que el alma de roca y el corazón partido no son precisamente hallazgos. No obstante ello, se trata de uno de esos boleros sobrios que los cubanos aprendimos a componer gracias a la influencia de los grandes autores mexicanos, como Armengol, Greever y, sobre todo, Lara.
Amor fugaz (bolero) Benny Moré
Para qué perder el tiempo, para qué volvernos locos, si tú sabes que nosotros no nos comprendemos ya.
Tengo fe en que tú comprendas, como yo lo he comprendido que nuestro amor se ha perdido como una estrella fugaz.
Por el dolor que he sufrido mi vida se ha vuelto loca, tengo el alma hecha una roca y mi corazón partido.
Tengo fe en que tú comprendas, como yo lo he comprendido que nuestro amor se ha perdido como una estrella fugaz.
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