¿Qué voz es ésa? |
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por LáZARO MORELL, Madrid |
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La voz es sin duda un elemento contingente de los seres humanos, y muchas veces resulta conmovedora. Muchas son las canciones que la mencionan y varias las dedicadas en exclusividad a ese atributo. Recuerdo, por ejemplo, un vals peruano cuyo autor he olvidado, pero que cantaba espléndidamente Lucha Reyes (la peruana) y que dice: "Tu voz, tu voz existe,/ habita en el jardín de lo soñado,/ inútil es decir que te he olvidado..." Ramón Cabrera (Bayamo, 1925-España, 1993), compositor que frecuentaremos cuando sea el turno de las canciones a lugares, debe de haber conocido a una persona muy pero muy especial. No sé muy bien si una diosa o un monstruo, pues eso de combinar el "tañer de campanas" con el "gemir de violines", el "susurro de palmas", la "ternura de brisa", el "trinar de sinsonte" y el estruendo que suelen producir las cascadas, produce un resultado por lo menos desconcertante.
Tu voz (bolero, 1952) Ramón Cabrera
No sé qué tiene tu voz que fascina, no sé qué tiene tu voz tan divina, que en mágico vuelo le trae consuelo a mi corazón. No sé que tiene tu voz que domina con embrujo de magia mi pasión.
Tu voz se adentró en mi ser y la tengo presa. Tu voz, que es tañer de campanas al morir la tarde. Tu voz, que es gemir de violines en las madrugadas, es el divino poder que tienes, mi bien, para enternecer.
Tu voz, que es susurro de palmas, ternura de brisa. Tu voz, que es trinar de sinsonte en la enramada. Tu voz, cristalina corriente cual una cascada. Dios te bendiga, mi bien, tu gracia y tu ser me hacen soñar.
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