El otro lado del ser |
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Nueve cuentos que recrean la universalidad de lo cubano |
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por RAFAEL LóPEZ RAMOS |
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Bajo el sugestivo título de El otro lado (Ediciones Universal, Miami, 133 páginas), Luis de la Paz reunió nueve cuentos en un volumen que su editor define como uno de los más atrevidos y furiosamente modernos de la década. Un libro profundamente humano, me atrevería a añadir, porque más allá de eventuales exploraciones formales, el drama existencial de sus personajes ocupa el primer plano en cada una de las piezas, por demás contadas con estremecedora honestidad. ¿No es eso acaso lo que se espera de un buen libro de cuentos? Hacernos tragar su ficción al tiempo que nos deja la ilusión de acabar de leer algo real (y uso el adjetivo con todos los matices de obsesión colectiva que ha cobrado en los últimos tiempos).
Ese realismo honesto recorre los nueve cuentos (a excepción de La presentación, que se apoya en el absurdo como detonador de la ironía y el sarcasmo), ya sea en la voz directa y prístina de los personajes, recurriendo al clásico narrador omnisciente o con la eventual mediación del documento periodístico y/o cibernético.
En el contexto geográfico de Miami –fuente de un imaginario cultural y verbal muy específico– donde ha vivido por más de 20 años, de la Paz dibuja el nítido telón de fondo donde transcurren las historias, con sus abarrotadas expressway, sus estresados choferes –mayormente féminas– y construcciones idiomáticas propias para describir tal maremagno, como esa de "hacer una izquierda en la 62 calle".
En ese paisaje automovilístico se ambienta el relato de un ex marielito que rememora su larga caminata por una autopista al perder el transporte que lo llevaba a su primer empleo, gracias al cual adquirió su primer carro, vendido a plazos por su propio primer empleador. Una hermosa y tangencial reflexión sobre esa forma elemental y demasiado ignorada de justicia social que es ofrecer trabajo a alguien.
Otra fuerte presencia temática en el libro es la esencial soledad del ser humano, de algún modo acentuada en esta época de comunicaciones rápidas y superfluas: el "medio tiempo" que saca su corazón solitario de cacería en la jungla elegante de South Beach, escena local que parece acaparar toda la diversión, la moda y la energía erótica de la ciudad; la relación imposible que mantiene con el mundo un hombre que no se ama a sí mismo y es incapaz de amar a nadie (Sobrevivientes); la equívoca y vacía relación sexual de un hombre y una mujer en un chat room del anchísimo y ajeno mundo virtual, donde nadie tiene identidad ni rostro reales (Online); o, finalmente, el empleado de lavandería que acaba por convertirse en confesor sentimental de sus clientes (El Laundry).
Este es, definitivamente, un libro de largo aliento que trasciende y recicla los tópicos del exilio en pos de una mirada más universal sobre el Problema Cubano, o, mejor aún, los problemas de los cubanos.
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