Martes, 25 junio 2002 Año III. Edición 395 IMAGENES PORTADA
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Arquitectura
La pasión de la arquitectura

Sobre la vida y obra de Francisco Bedoya, recientemente fallecido en Madrid.
por JUAN LUIS MORALES MENOCAL, París Parte 2 / 2

Proyecto
'Orbis Urbe', proyecto de monumento
a Bedoya (Orestes del Castillo)

En 1993, la publicación de algunos de sus dibujos y, sobre todo, de sus impresionantes vistas aéreas de la Plaza de Armas en la Guía de arquitectura de La Habana —realizada en España por Eduardo Luis Rodríguez y María Elena Martín—, y también en un material realizado con Roberto Segre, lo consagraron como el nuevo Mialhe de la Isla.

Su pasión por la arquitectura lo llevó a trabajar, de 1993 a 1995, como becario en la Oficina de Proyectos de la Universidad de Alcalá de Henares, sede de una de las universidades más antiguas de España. No creo exagerar al considerar que Bedoya redescubrió esa centenaria ciudad como nadie lo había hecho. Sus importantes y extraordinarios dibujos fueron el cuerpo principal de la publicación sobre el Plan de Restauración Integral de Alcalá de Henares.

Asociado con la reconocida profesora y urbanista española Carmen Gavira, en 1995 realiza un importante plan de desarrollo regional urbano de todo el sur de la provincia de Madrid.

A partir de esta época, sus investigaciones y dibujos sobre arqueología arquitectónica y urbana (no publicados aún) abarcaron ciudades tan variadas como San Sebastián, Toledo, Valladolid, Salamanca, Madrid, entre otras. Seguramente estos dibujos serán considerados, en su momento, como documentos imprescindibles para estudiar y apreciar la evolución de los monumentos y espacios urbanos más significativos de estas ciudades, que Bedoya adoptaba como propias desde el primer día que las visitaba.

El prestigioso Círculo de Lectores de España, a través de un jurado compuesto por los más prestigiosos humoristas ibéricos, le concedió el Premio Revelación en el concurso de dibujo humorístico de 1997. Su extremada modestia y timidez impidió que nos enterásemos en aquel entonces.

Advertir sus dibujos junto al texto de Emma Álvarez Tabío en Invención de La Habana (Editor Casiopea 2000), de la autoría de Emma, le confieren a este excelente volumen la rara calidad de ser el fruto de dos amigos unidos por la admiración a la ciudad en que nacieron.

La última vez que nos vimos fue en la Gran Vía. Al preguntarle por sus papeles en España, me confesó que a pesar de que acababa de obtener su permiso de residencia y trabajo, el carné de la Biblioteca Nacional de Madrid era el documento de identidad más importante que había recibido. Durante estos últimos años, su mesa en la sala principal de la Biblioteca la consideró como un puesto de trabajo infatigable. Si calles o plazas no llevarán su nombre, al menos en ella pondría yo, en su honor, una placa que diga: "Francisco Bedoya Pereda. Arquitecto, historiador y arqueólogo urbano. La Habana, 1959-Madrid, 2002.

Si tengo que dar un motivo del deceso, diría que fue un infarto provocado por su pasión desmesurada por esa arquitectura a la cual consagró su vida en los últimos años, casi siempre en solitario, como un monje.

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