| Huber Matos: guerrero del amanecer |
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| Con 83 años —20 de ellos prisionero en cárceles cubanas—, Matos reflexiona sobre la muerte de la libertad en la Isla. |
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| por IVETTE LEYVA MARTíNEZ |
Parte 2 / 4 |
La comunicación con Camilo fue a través de dos notas escritas que Matos recuerda haber recibido en la cárcel el 24 de octubre de 1959. La persona que se las hizo llegar, según él, "aún vive en Cuba y un día toda la verdad saldrá a la luz". Camilo viajó inmediatamente a Santiago y despareció cuatro días después, cuando retornaba a La Habana desde Camagüey.
En Como llegó la noche "hago una narración clara y detallada, digo como fueron las operaciones militares, el cerco a Santiago de Cuba, las operaciones en Oriente para permitir el avance del Che y Camilo, y ocupar el territorio entre la Sierra Maestra y la Sierra Cristal", precisa. "En Cuba [el Gobierno] han querido poner a Juan Almeida como jefe del cerco a Santiago, y eso no fue así", afirma. "Tampoco la batalla de El Jigüe fue el combate decisivo, como la han querido presentar".
Luego cuenta sobre los 10 meses en el poder, "tratando de que la revolución no se desviara, pero todo fue infructuoso".
"Fidel dijo que ninguno de los comandantes podía formar parte de la futura república, como celosos guardianes del poder revolucionario nos mantendremos aparte", rememora. "Me pareció entonces algo bello. Yo le había dicho que al terminar la lucha me reintegraba a mi trabajo como profesor en Manzanillo... Luego empezaron las discusiones con Fidel y Raúl".
Entre los encontronazos con los hermanos Castro, Matos relata en su libro un incidente que tuvo lugar el primero de enero de 1959, cuando Raúl envió a dos de sus hombres a Santiago de Cuba para que se apoderaran de los archivos de la Columna 9.
"Algo calculado por Raúl, que es un individuo lleno de rencor y resentimiento, partidario de la crueldad, pero sin la inteligencia y la habilidad política de Fidel", relata Matos. "En medio de las celebraciones por la victoria, dos hombres de Raúl me robaron los archivos para así asegurar la reescritura de la historia según su conveniencia".
Otra de las "zancadillas" de Raúl que se narran en el testimonio, es el desvío de un avión que debía llevar a Matos desde Santiago a La Habana, donde lo esperaba Fidel para la entrada victoriosa a la capital.
"Raúl estaba impidiendo a toda costa que yo fuera a La Habana y horas antes había ordenado la salida del avión que debía llevarme allá", cuenta. "Entonces terminé volando con mi ayudante en una nave de guerra, sentado yo en el asiento del copiloto".
Pero pocas semanas después comenzarían sus desavenencias y conflictos de conciencia. La revolución a la que había entregado sus mejores esfuerzos, se deformaba en el poder a cada paso: "Me di cuenta de que Fidel Castro se estaba convirtiendo en un dictador y se lo dije: Conmigo no puedes contar. Fidel me dijo que si decidía irme nos despediríamos como hermanos".
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