Interrupción en la línea |
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Más inversiones y peor servicio: La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA) tima a una clientela sin alternativas. |
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por HéCTOR MASEDA, La Habana |
Parte 2 / 2 |
"Caminé desde Belascoain y Reina hasta llegar a San Lázaro (un kilómetro). Traté de utilizar ambas tarjetas en varios teléfonos públicos que normalmente operan con ellas. Cuál no sería mi sorpresa al ver que mis intentos por comunicarme eran rechazados reiteradamente por todos los aparatos utilizados. Reemprendí mi paseo desde San Lázaro hasta llegar a Infanta (800 metros). Volví a probarlas en cuatro o cinco equipos más. Se repitió la historia. Ya no tenía dudas... ¡Me han timado!, pensé. Fui a la tienda donde las compré y referí lo sucedido al empleado. Reclamé otras tarjetas magnéticas o la devolución del dinero invertido. El funcionario me las pidió y las miró como si él fuera un instrumento verificador de los saldos y códigos de las susodichas. Al fin me las devolvió: '¡Señora! Seguramente usted no las utilizó de acuerdo a las instrucciones. Todo está en orden. Su reclamación no tiene lugar'. Me saludo amablemente. Dio media vuelta y atendió a otros clientes".
Pero no sólo de fallas técnicas y tarjetas magnéticas "mal empleadas" por el usuario, o inadecuadamente codificadas por ETECSA, padece el servicio telefónico público en Cuba. El vandalismo y las conexiones ilícitas constituyen sus principales enemigos.
¿Quiénes son los principales enemigos de la telefonía pública en Cuba? |
El vandalismo y el fraude provocan la mayoría de las fallas en el servicio de estos equipos |
Según las estadísticas, para que el servicio funcione bien las interrupciones técnicas no deben superar el l0%. En Cuba se ha llegado a computar hasta un 25% de roturas |
Fuente: Declaraciones de Máximo La Fuente, director de la Unidad de Negocios de Telefonía Pública de ETECSA |
Sobre el particular, Nelson Mayorino López, gerente de la filial de Telefonía Pública, declaró (Granma, 23-10-2002): "...los actos delictivos de elementos antisociales que rompen alcancías, mutilan partes de las estaciones públicas o se conectan fraudulentamente a los cables" son los depredadores que más daño hacen a los teléfonos públicos. De no ser por esas irregularidades "este servicio gozaría de mejor salud (...) las fallas tecnológicas siempre son solubles (...)". El vandalismo sufrido por los tres equipos instalados en el supermercado "El Mirador", de Alamar, municipio Habana del Este, y que finalmente fueron retirados de aquel sitio (Granma, 23-10-2002), prueba lo anterior.
ETECSA no está exenta de señalamientos críticos. Muchos de los teléfonos públicos se mantienen fuera de servicio durante varios días sin que el personal técnico de la entidad los repare, a pesar de que muchos de sus funcionarios afirman que "son equipos de gran calidad y están operados a través de una red de gestión. Las computadoras realizan un chequeo constante de la técnica, hacen análisis de tráfico y detectan en tiempo real interrupciones y fallas" (según Máximo La Fuente, director de la Unidad de Negocios de Telefonía Pública de ETECSA).
Lo cierto es que el personal de servicio destinado por la empresa resulta insuficiente para atender la totalidad de interrupciones que presenta esta técnica. De acuerdo con las declaraciones de directivos de esa entidad, "no siempre son suficientes los recursos humanos y el transporte. Por ahora, la prioridad está en los hospitales, funerarias, terminales de ómnibus (...)". Pero, ¿qué debe hacer el resto de la ciudadanía ante esta declaración de impotencia? ¿Renunciar a un verdadero servicio con tarjetas, equipos en buen estado, personal y medios para su reparación? ¿Esperar a que lleguen tiempos mejores? ¿Es esa la "solución" que propone ETECSA?
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