Jueves, 17 octubre 2002 Año III. Edición 474 IMAGENES PORTADA
Sociedad
Se va el pregonero, se va

Nuestra cultura popular ha perdido uno de sus sellos distintivos... ya ni canta ni come frutas.
por JOSé HUGO FERNáNDEZ, La Habana Parte 1 / 3
Vendedor de frutas
Vendedor de frutas Tarsila do Amaral

"Cuando a Varadero lleguéeee...", canta el hombre a todo pecho mientras arrastra su pesado carretón a lo largo de la avenida 35, en Marianao. Tiene unos sesenta años de edad y nunca consiguió posar los ojos sobre las azules aguas de Varadero. Ni falta que le ha hecho. Porque dispone de otros privilegios. Por ejemplo, su voz, tan parecida a la de Benny Moré que no hay mujer que se resista a la tentación de asomarse cuando pasa cantando. Es su estilo. El modo que ha escogido para anunciar que lleva plátanos, mangos, yuca, habichuelas... y que los vende barato.

Jamás se le ha escuchado pregonar con nombre y señas uno solo de sus productos. A nadie ha dicho nunca "cómprame que se acaban", o "no hay otros como los míos". Él solamente empina el pico y canta las piezas que inmortalizaron al Bárbaro del Ritmo. Con eso basta y sobra para que hoy descuelle entre los vendedores ambulantes más exitosos de La Habana.

Sin embargo, su figura resulta anacrónica en las calles. Es el último gran representante de una de las tradiciones más antiguas, fértiles y arraigadas de la cultura popular cubana. Bien buscados, tal vez aparezcan otros pocos, muy pocos pregoneros menores, capaces de utilizar recursos ocurrentes para llamar la atención sobre sus productos. En Centro Habana hay un vendedor de caramelos que pasa gritando "¡Se acabó el abuso!", sin agregar detalles y, claro, sin que lo necesite. Y en La Rampa, cierto vendedor de periódicos logra desembarazarse de su mercancía sólo en días de llovizna, cuando pregona, burlón, "¡Paraguas a peseta!". Pero tres golondrinas no hacen primavera. Y aunque duela aceptarlo, el pregón cubano está en crisis. Su gracia, su ingenio, su alegría raigal, su musicalidad, su poesía audaz y fresca, no parecen ser estimados más que como resaca de tiempos idos.

Según un conocido etnólogo y escritor de la Isla, "hoy los pregones no desaparecen por ninguna disposición oficial, van muriendo ahogados por la rápida evolución de la sociedad". Pero con tal afirmación se falta a la verdad, y seguramente a conciencia. Si al menos dijera "involución" donde dice "evolución"... En cuanto a las disposiciones oficiales, no serían necesarias para decretar la muerte del pregón, toda vez que en chorro interminable, y a lo largo de varias décadas, han ido minando sus condicionantes históricas y económicas, al tiempo que borraban su herencia de siglos del conocimiento y la sensibilidad de las personas.

Ahora mismo, más de la mitad de los vendedores ambulantes que recorren La Habana están actuando fuera de la ley, por disposición oficial. Durante unos treinta años largos esta figura pasó a ser historia antigua, desapareciendo totalmente de la atmósfera capitalina, no por decreto, sino porque no había nada que vender, porque toda iniciativa individual era sistemáticamente estrangulada en su génesis, o porque simplemente resultaba ilegal para los particulares la venta de productos o trabajos manuales tanto en las calles como en cualquier otro sitio. Luego, con la caída de lejanos muros, se tambalearon algunos conceptos, sólo algunos y a medias, pero fue suficiente para asistir a la reaparición del vendedor callejero; primero, escasos en número, tímidos y como desubicados; más tarde, en un torrente avasallador, impelidos por la ley de la supervivencia. Mas ya no eran los mismos. El arte de pregonar, que desde el siglo XIX pasó en Cuba de una generación a otra, de un vendedor a otro, había quedado hecho trizas en el marasmo provocado por cientos de disposiciones oficiales.

Salto a cont. Siguiente: Y no es que... »
1   Inicio
2   Y no es que...
3   Hoy lo...

Imprimir Imprimir Enviar Enviar

En esta sección

¿Votar o botar?
MICHEL SUáREZ, Valencia
Una farsa más
OSCAR ESPINOSA CHEPE, La Habana
Imitación de la muerte
RAúL RIVERO, La Habana
Dos huracanes más tarde
ADOLFO FERNáNDEZ SAíNZ, La Habana
El fraude de los 20.000 muertos de Batista
ARMANDO M. LAGO, Maryland
Memorias del secuestro
EUDEL CEPERO, Miami
NOTICIERO
SOCIEDAD
ECONOMÍA
CULTURA
INTERNACIONAL
DEPORTE
MÚSICA
OPINIÓN
DESDE...
ENLACES
Chat
ENTREVISTA
Cartas
BUSCADOR
Galeria
Mini
EDICIONES
» Actual
« Anterior
» Siguiente
Seleccionar
D:  
M:  
A:  
   
Ignorante
 
 
PORTADA ACTUAL NOSOTROS CONTACTO DERECHOS SUBIR
 
© 1996-2003 Asoc. Encuentro de la Cultura Cubana.