Martes, 21 mayo 2002 Año III. Edición 370 IMAGENES PORTADA
Sociedad
¿Han progresado los negros en Cuba?

La arenga oficialista acerca de la igualdad racial... ¿Pura oratoria?
por ADOLFO FERNáNDEZ SAíNZ, La Habana  
Negro
(Cristina Piza)

Hay un ejercicio sencillo que cualquiera puede practicar. Pararse en una esquina de La Habana y contar las mujeres y los negros que manejan autos. Los resultados son que casi nueve de cada diez chóferes son hombres blancos, y que casi ninguna mujer (menos de una en 20) conduce en Cuba.

Ello no prueba nada, pero apunta a que el discurso oficial acerca de la igualdad racial y entre géneros pudiera ser engañoso.

Antes de 1959 habían unos pocos elementos de segregación racial en la sociedad cubana. No había —como en los Estados Unidos— una liga de pelota para blancos y otra para negros. Pero, en general, las personas "de color" vivían en peores casas y tenían peores trabajos. Los ricos eran casi exclusivamente blancos, y tenían sus barrios y sus clubes predilectos. Por lo demás, los negros y los blancos podían vivir como vecinos y asistir a las mismas escuelas generación tras generación. Había, eso sí, pocos matrimonios interraciales. Los elementos de racismo quedaban en el plano personal.

Ahora, ¿están satisfechos los negros con su situación en la sociedad? Difícilmente pueda hallarse un cubano que esté satisfecho. Éste es discriminado por el solo hecho de haber nacido en la Isla. No obstante, hay quien, además, es discriminado por no ser blanco.

La población cubana es casi totalmente de origen español y africano, y los blancos ya no están en mayoría. Pero en las universidades se ven muy pocos estudiantes negros. Por otro lado, en las prisiones los reclusos blancos son la cuarta parte de la población penal, aproximadamente.

Si todos los negros en Cuba se gradúan de noveno grado igual que los blancos, ¿por qué hay tan pocos profesionales entre ellos? Entre los negros —y no sólo los disidentes— hay opiniones muy fuertes sobre el racismo no reconocido del régimen.

A los no-blancos se les discrimina en el sector turístico y en las empresas mixtas, en las cuales se obtienen mejores salarios y otras prebendas. No hay más que pararse en un hotel y contar. La gente "de color" ha perdido terreno en oficios que tradicionalmente ocupaba, como el de chofer. Es raro ver a negros manejando a turistas o en firmas extranjeras. Los cubanos de origen africano siguen viviendo en peores casas y realizando peores trabajos.

Abundan ahora los matrimonios interraciales, y muchos blancos practican religiones traídas a la Isla por los esclavos africanos, pero en las esferas más altas de la sociedad los negros escasean, incluso en los organismos superiores del Partido Comunista, en los Consejos de Estado y de Ministros y en el generalato de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior.

Tras la caída del Muro de Berlín, muchas familias comienzan a vivir de las remesas que envían sus parientes en el exilio, pero éstos son abrumadoramente blancos. Porque en los Estados Unidos había discriminación racial. Porque los ricos cubanos eran casi todos blancos. Por la gran esperanza que significó la revolución cubana. Lo cierto es que las remesas se van casi todas del lado de las familias blancas.

El régimen no puede, dentro de su rígido marco de partido único y economía estatal, ofrecer una solución, ni siquiera a largo plazo, a la aguda problemática que envuelve no sólo a los negros, sino a toda la población cubana. Una política de redistribución de tierras o de no interferir en los trabajos por cuenta propia podría beneficiar a esa gran masa de discriminados, desposeídos y marginados.

Cuando Cuba se normalice los exiliados regresarán y, naturalmente, beneficiarán primero a sus parientes blancos: volverán a quedar relegados los de origen africano. ¿Tendrán razones para temer un cambio hacia un modelo económico más eficiente y un régimen democrático? Es posible, aunque el cambio es inevitable. De cualquier manera, sobrevendrán graves problemas sociales. El pueblo saldrá del castrismo en la miseria y la mayoría de los pobres serán no-blancos.


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