Martes, 23 abril 2002 Año III. Edición 350 IMAGENES PORTADA
Sociedad
Cuando el río suena, basura trae

Sobre los títulos vectoriales de la prensa oficialista nacional.
por EMILIO ICHIKAWA MORIN, Nueva York Parte 1 / 2
Periódicos

José Donoso escribió un maravilloso libro titulado El obsceno pájaro de la noche, y algún filósofo posmoderno como Baudrillard se ha referido a ese sentir como condición de la vida contemporánea. Lo obsceno es como un vivir rozando lo viscoso, un exceso de contacto y, sin embargo, también un aislamiento que, como en la quinta de Donoso, reduce el mundo a una suerte de complacencia en la desilusión. Cuando la deformidad se generaliza en una comunidad aislada, lo "a-normal" se vuelve regla y todo lo diferente repulsivo.

Esta etapa de la propaganda del régimen cubano parece varada en una suerte de obscenidad primitiva, de estera gelatinosa, que patina dentro de sí misma. Es una lástima. El más elemental sentido común obliga a reconocer que, por fuerza, alguna razón hay en lo que dice, pero sucede que esa parte de verdad, por chabacanería y malicia, se vierte en la zanja de lo inservible junto con el error más estéril. Ni siquiera las voces mas radicales del movimiento anti-globalizador se sienten cómodas mostrando simpatía por el castrismo; tratan de desmarcarse de él, insisten en que las protestas de hoy son una cosa nueva respecto a la colapsada "izquierda" verdeolivo. Esto es verdad aun para aquellos que defienden los logros del castrismo: quizá no es tanto que éste haya fracasado, el problema es que se agotó.

Si se revisan varias decenas de titulares que en los últimos tiempos han utilizado los periódicos Granma y Juventud Rebelde, en muchos puntos parecerán rotativos clonados, pero en la emulación por la obscenidad el "Diario de la juventud cubana" le saca amplia ventaja al "Órgano Oficial del Partido Comunista de Cuba".

A fuerza de tanta violencia, el vocabulario de la guerra ha llegado a penetrar sin pudor el ámbito de lo cotidiano. Así, aun en las mismas disputas intelectuales, solemos decir que "defendemos" nuestro punto de vista del "ataque del adversario". O que el oponente se "atrincheró" en sus posiciones. Esa belicosidad de la jerga diaria es un hecho, ciertamente, pero no está enervada por la histeria que recubre los textos de la prensa oficial de la Isla.

En los titulares de Juventud Rebelde destaca la consagración del mosquito Aedes aegypti como la nueva reencarnación del enemigo. El mosquito cumple con todos los atributos ya conocidos: es anexionista, "flojo 'e pata", demoníaco y puede que hasta disidente y autonomista. El empeño por erradicarle, que debe ser una atrocidad ecológica, asume forma de "guerra", "campaña", "lucha", "ofensiva", "combate". El mosquito es un "criminal" que hay que atrapar, como si los cubanos fueran parte de la Guardia Montada del Canadá. Este lance es sintomático, pues revela que, según la perspectiva de la ideología obscena, la vida cotidiana de los cubanos adquiere sentido fuera de lo real, en unos obsoletos dibujos animados de factura extranjera.

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