Viernes, 04 enero 2002 Año III. Edición 273 IMAGENES PORTADA
Sociedad
Ni mamoncillos ni camarones

Recetas de la culinaria criolla en tiempos de Castro.
por GRACIELA ALFONSO  
Platos

Los hábitos alimentarios forman parte de la cultura del hombre; un privilegio —el de cocer y aderezar sus comidas— que la raza ostenta a diferencia de otras especies animales. La cocina cubana, mestiza entre las mestizas, reflejó hasta 1961 la influencia de platos de origen africano, chino, español y árabe. A partir de esa fecha se unieron las medidas económicas aplicadas por el Gobierno norteamericano y la ineficiencia productiva del sistema socialista para dar lugar a la etapa del arroz elaborado a base de fideos, el mango frito y la sopa al minuto (agua, sal, puré de tomate y huevos duros).

Actualmente la juventud ignora la tradición alimentaria de sus padres y abuelos. Mientras, la Asociación Culinaria del patio organiza —con participación extranjera— festivales en los que se "rescata y dignifica la cocina cubana". Las ciudadanas de a pie dejan atrás los doce trabajos de Hércules. Nuevos aires corren entre nuestras cazuelas. Al menos es lo que sugieren los representantes del Estado. Pétalos de flores —calabaza, marpacífico y Platanillo de Cuba—, aliñados con vinagre y algo de aceite, pretenden sustituir nuestras ensaladas originales. Los cambios forzados proponen jugo de pimientos con coles, zumo de calabaza, helados de fruta con base de yuca y boniato, y arroz con maní en sustitución del congrí.

Comer chaya acompañada de remolachas crudas aderezadas con jengibre y miel de abejas, quimbombó guisado con plátanos maduros y ensalada mixta de verdolaga y bledo, son "novedades de la alimentación criolla".

El consumo de carnes es harina del mismo costal; los isleños de moneda blanda disponemos de las llamadas "opciones para la familia cubana". Una de ellas es el cuy —"mamífero roedor cercano a los cobayos"—. Fuentes oficiales ubican la introducción del Cania Po Cellus en nuestro país allá por los años 1990 o 1992, como vía alternativa para mejorar la dieta. Varios años después, y aunque la especie es de alta fertilidad, la población sigue en lista de espera. Sin demasiado entusiasmo, claro: son pocos los dispuestos a "hincarle el diente al ratoncito".

Según el refranero español, casar y comer han de ser por gusto propio y no ajeno. Algo que olvidan los representantes del Gobierno cuando se trata de cubanos de pobre solemnidad.


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