Jueves, 03 octubre 2002 Año III. Edición 464 IMAGENES PORTADA
Opinión
La cena pendiente

Feria de Pabexpo: ¿Es la lógica del poder sobre la nación más importante que el poder de la nación misma?
por MANUEL CUESTA MORúA, La Habana  
Castro
Castro cena con empresarios norteamericanos
en el marco de la primera feria agroalimentaria
de EE UU en Cuba

La exposición agroindustrial norteamericana recientemente clausurada en Pabexpo exigió un requisito: desmontar la permanente exposición ideológica cubana. Cualesquiera sean los efectos positivos de presentar la tecnología yanqui y sus consecuencias en la Isla, el hecho más significativo reside en que develó la sinuosidad del discurso de la Cuba oficial.

De pronto, "ha muerto" el imperialismo. No en una operación histórica, sino en una cena exclusiva. No se sabe cuánto costaban allí los cubiertos de los lujosos comensales, pero el capitalismo —así se llamará, quizá, hasta la próxima exposición— ha ganado nuevos compañeros de ruta, esta vez en la misma estructura de poder cubana.

La cuestión a saber es si los hacedores de la política en la Isla respetan a su propio pueblo. Antes del 26 de septiembre le hacían entender que la nación no prosperaba por la voraz presencia norteamericana; después del 30 de septiembre, que no come por su ausencia. Antes, y para demostrar que sí podíamos, había que expulsar a los yanquis. Después, como confirmación factual de una metedura de pata colectiva, hay que despertar la antigua voracidad denunciada. Ello demuestra que la palabra "imperialismo" no es aquí un concepto político; más bien fue un término soez abusado por una psicología política resentida. Todo lo cual debería alertar a la izquierda latinoamericana.

Doloroso, pero necesario. Una exhibición de acceso limitado destruye la densidad de toda la tesitura revolucionaria. Si los capitalistas por excelencia son ahora empresarios eficientes, el Gobierno debe serias explicaciones políticas. Y no sólo explicaciones, sino rectificaciones históricas.

¿Por qué el arroz del Mississippi es mejor que el pinareño?

¿Por qué la leche de Minnesota supera a la de Camagüey?

¿Por qué los potenciales empresarios de la Isla serían unos incorregibles explotadores de nuestros obreros?

¿Por qué el capitalismo nacional tendría que ser menos eficiente que el norteño?

¿Por qué la economía de mercado vale para nuestro consumo y no sirve para nuestra productividad?

¿Por qué el ALCA entra por nuestros puertos mientras es estigmatizado por el discurso oficial?

SOS. La apuesta estratégica del Gobierno es peligrosa para nuestro proyecto de nación. Prefiere recesar a los trabajadores, convertirlos en hombres y mujeres del "renacimiento" y alimentarlos con el resultado de la "explotación" ajena. Apuesta, además, por conectar Cuba a los EE UU de un modo que ni siquiera imaginaron los más proanexionistas exponentes de la otrora burguesía criolla. Todo porque la lógica del poder sobre la nación parece más importante que el poder de la nación misma. Es simplemente inexplicable. E inaceptable.

Como muchos cubanos, he sido un severo crítico del embargo norteamericano hacia Cuba. De visita en los EE UU en julio de 2000, publiqué un artículo en The Washington Times, reproducido por el Miami Herald, donde abogaba por la eliminación de todas las restricciones que impedían el comercio normal entre la Isla y su vecino del norte. Desde la perspectiva de una estrategia política, la exposición de Pabexpo concuerda con los análisis y exigencias que entonces expresé. De acuerdo. Pero desde una política estratégica congruente con los intereses de la nación, el Gobierno debe preparar ya una cena inclusiva con todos los empresarios cubanos: los que trabajan para el Estado, los que anidan en el cuentapropismo, los que viven en la diáspora y los que están dispuestos a poner capital y talento encima de la mesa para echar adelante el país. Ellos tienen derecho de tanteo frente al empresariado norteamericano. Los cubanos merecemos ser respetados.


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