Viernes, 02 agosto 2002 Año III. Edición 423 IMAGENES PORTADA
Opinión
La etapa del Mayflower

Turistas, embargo... ¿derechos humanos? Un análisis que excede el tema de la política estadounidense con respecto a Cuba.
por ADOLFO FERNáNDEZ SAíNZ, La Habana Parte 1 / 2
Catedral de La Habana
Plaza de la Catedral en La Habana. ¿Esperando a los
yankees, o a los norteamericanos?

En Cuba ha llegado la etapa de saludar al Mayflower y celebrar oficialmente el 4 de julio. Atrás quedó, por el momento, la repetida imagen del marine encaramado en la estatua del apóstol.

Es de veras notorio que en el acto por el 26 de julio, al comenzar el público a corear "¡Fidel, seguro, a los yankees dales duro!", el Máximo Líder advirtiera: "Yo sé lo que quieren decir con la palabra 'yankees', que en nada confunden ustedes con el pueblo norteamericano". La señal está dada: nadie se meta con los americanos.

Resulta extraño ver al líder cubano —siempre más radical que el público— pidiendo moderación. Ese día reconoció, además, que el americano es un pueblo "idealista" (imposible mayor elogio a una nación), destacó sus valores éticos y su apego a la libertad y, para explicarlo, remitió a la persecución sufrida en Europa por los primeros inmigrantes. Primera vez en más de 40 años.

En realidad nunca debió ser de otra manera entre ambos países. Siempre debieron pesar más en el ánimo nacional los grandes valores en que se asienta la sociedad de nuestro poderoso vecino que las malcriadeces de cualquier marinero borracho. Pero lo peculiar es cómo se manipulan los sentimientos y se adecuan las posturas políticas a las circunstancias.

En cualquier país democrático, el orador de ese luctuoso día habría tenido que explicar cómo los yankees han podido sobrevivir 225 años a tanta propaganda comercial, según Fidel Castro perjudicial y embrutecedora. Y, sin entrar en la cuestión más espinosa de los cohetes nucleares soviéticos en Cuba, habría que recordarle que no fue la oposición anticastrista de ninguna época la que prohibió las películas y la música estadounidense, o los muñequitos de Walt Disney. El mandatario cubano tendría que definir si por fin Mickey Mouse y el Pato Donald son pueblo o gobierno americano, si son cultura americana o política cultural del gobierno de EE UU.

Claro que el cambio de postura oficial guarda relación con la aprobación en la Cámara de Representantes de medidas tendientes a levantar la prohibición de viajar a Cuba a los ciudadanos norteamericanos. A propósito, el pueblo cubano se enteró por Fidel Castro ese 26 de julio, pues los diarios oficiales no lo habían publicado.

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