Viernes, 19 julio 2002 Año III. Edición 413 IMAGENES PORTADA
Opinión
Embargo y derechos humanos: de un pájaro sus dos alas

El autor adelanta la tesis de que el cese del llamado 'bloqueo' apuntalaría todavía más al régimen de La Habana.
por EZEQUIEL PéREZ MARTíN, Miami Parte 1 / 2
Mitin
¿Financiará el turismo norteamericano el aparato
movilizativo y publicitario del castrismo?

Por estos días cobra vigencia en Miami y en varias ciudades de Estados Unidos el debate sobre el embargo norteamericano contra La Habana, sobre todo ante la proximidad de las elecciones legislativas y el consabido peso electoral que tiene la comunidad cubana exiliada en territorio norteamericano. Washington alega que mientras en Cuba no haya respeto hacia los derechos humanos no habrá levantamiento del embargo económico, y al propio tiempo es acusado de violar esos derechos al mantener la polémica medida contra la Isla.

Muchos observadores estiman que EE UU tiene razón al argumentar que quienes le viran la espalda por su política hacia la mayor de las Antillas no tienen la más remota idea de lo que en realidad ocurre en Cuba.

Realmente, es bastante difícil tener una idea de la situación de los derechos humanos en países de regímenes cerrados como China, Corea del Norte, Irak, Libia, Cuba y otros. Resulta también suficientemente embarazoso explicar por qué Cuba proclama a voz en cuello el total respeto hacia esos derechos y al mismo tiempo se niega a recibir al relator designado de la comisión de la ONU, como lo ha hecho durante los varios años que ha estado sentada en el banquillo de los acusados en Ginebra. Se le reprocha al régimen de La Habana que, vendiendo al exterior la imagen de que la nación viene a ser algo así como un paraíso, obstaculice la entrada y salida de sus ciudadanos de territorio cubano, en flagrante violación de uno de los derechos humanos reconocidos por la Declaración Universal, de la cual Cuba es firmante.

Algunos alegan que entre el embargo y los derechos humanos hay más de un vínculo, y cuando desaparezca el primero inevitablemente los segundos ocuparán el espacio que les pertenece. Que el régimen quedará sin su actual coartada internacional y se verá obligado a dejar de justificar el mayúsculo desastre económico que corroe los cimientos del país. Ello contendría un alto porcentaje de lógica, pues entonces a La Habana no la seguirían mirando como al pequeño David defendiéndose del poderoso Goliat. Incluso, muchos gobernantes consideran que la postura estadounidense de cerrarle las puertas al Gobierno cubano es la verdadera culpable de que se prolongue el absoluto dominio de Fidel Castro, sobre todo porque con esto se consolida su figura como defensor de la nación frente al país más poderoso del planeta.

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