Carta de la esposa del disidente preso González Leiva a su abogado |
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Parte 1 / 2 |
Ciego de Ávila, Cuba. 10 de abril del 2002
Sr. Isahin Valdivia
Abogado
Respetado Señor:
Como representante legal que es Ud. de mi esposo, Juan Carlos González Leiva, quien se encuentra preso en el Departamento de Seguridad del Estado, en Holguín, paso a decirle algunas de las cosas que éste me expresó el pasado lunes 8 de abril, cuando estuvimos juntos en una licencia matrimonial que se nos concedió en la noche de ese día.
El día de su detención fue pateado, golpeado, arrastrado brutalmente, y finalmente herido en su frente con una pistola. El cabo de la misma le produjo una herida de cuatro puntos, la que sangró profusamente. Todo esto fue hecho por Agentes de la Seguridad del Estado y la herida por un Oficial de ese Departamento —visto y dicho por otros testigos—, que dice él le preguntó si sabía quién era. Al contestarle que no, tomó el pullover del mismo Juan Carlos y le envolvió el rostro y entonces lo hirió como expliqué anteriormente. Los testigos nos dijeron el nombre del oficial.
1. Se sentía tan adolorido que pidió le sacaran una placa de las costillas.
2. El pasado 25 de diciembre otra golpiza de los Agentes de la Seguridad en Florida le dañaron dos o tres costillas, pero no le dieron la atención requerida.
3. Una de las personas apresadas junto a él ese día —el 4 de marzo del 2002— me dijo que los demás daban golpes de candado y se gritaban de una celda a otra, pero Juan Carlos apenas se oía. Al preguntarle al respecto, me dijo que estaba muy adolorido y a veces casi inconsciente, que si se acostaba de un lado, el otro le dolía tremendamente.
4. El segundo día de su detención lo sacaron de su celda engañándolo, diciéndole que ya iba para su casa. En lugar de ello lo esposaron, lo montaron en un carro —eso fue en el Departamento de Seguridad del Estado de aquí de Ciego de Ávila— y lo trasladaron para Holguín, a cientos de kilómetros de su lugar de residencia, y lugar donde ocurrieron los hechos por los cuales ha sido puesto en prisión.
5. Al llegar a Holguín lo metieron en una reducidísima celda con dos delincuentes. El local sólo tenía una puerta hermética cerrada con una planchuela metálica. Había cuatro literas de cemento donde este invidente fue obligado a dormir, sin colchón, sábana ni nada semejante en el cemento pelado, todo golpeado, magullado y herido como estaba. Allí lo tuvieron tres días.
6. Sus pertenencias, aunque las hemos reclamado, nadie puede dar cuenta de ellas. Aunque cuando lo trasladaban dijeron que las llevaban. Estas son: su bastón de ciego, sus gafas oscuras y su llavero con todas las llaves.
7. Le obligan a caminar sin bastón.
8. Le vi una marca en la espalda y me dijo que eran producidas por el colchón en que duerme —él y los otros presos—, pues son rellenos con sepas de plátanos.
9. Come sentado en el suelo.
10. Ha pedido asistencia médica para su gastritis y otros trastornos por más de diez días y le dicen que sí, que se la van a dar, pero no se la han dado.
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