Creciente aislamiento político de La Habana por disputas con la región |
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AFP/ El régimen de Fidel Castro lanzó una ofensiva verbal contra los países latinoamericanos que patrocinaron y apoyaron la semana pasada una resolución en la ONU sobre derechos humanos en la Isla, con el riesgo de acentuar su aislamiento político en la región, coincidieron en señalar diplomáticos acreditados en La Habana.
Los duros calificativos empleados por Castro para señalar a los "genuflexos" y "serviles" gobernantes latinoamericanos que apoyaron la resolución sobre La Habana en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, tuvo un primer impacto con el anuncio de Uruguay de romper relaciones con el régimen. El presidente uruguayo, Jorge Batlle, había sido uno de los blancos de las críticas cubanas por ser promotor de la iniciativa sobre La Habana en Ginebra, que solicitó a la Isla "realizar avances" en el campo de los derechos de sus ciudadanos, exhortación que fue tajantemente rechazada por La Habana.
Con el mismo tono de beligerancia, el régimen también lanzó sus andanadas contra México y su presidente, Vicente Fox, a quien le endilgó ser "un mentiroso" y "un traidor" por sumar su voto a la propuesta uruguaya en Ginebra.
La tensión entre ambos países alcanzó su climax el lunes, cuando Castro apeló a una inédita arma política al revelar una conversación telefónica privada que mantuvo con Fox, donde éste le pide limitar su participación en la pasada Cumbre de Monterrey y que no agravie a Estados Unidos ni a su mandatario George W. Bush.
Tanto Fox como su canciller, Jorge Castañeda, negaron en reiteradas oportunidades haber condicionado a Castro su presencia en ese cónclave, auspiciado por la ONU en Monterrey a fines de marzo pasado.
México replicó que en la charla Castro "aceptó las modalidades de participación (en la Cumbre) convenidas", que consideró una fórmula "honorable" entre caballeros, pero al hablar ante el foro de la ONU la denunció.
Este insólito incidente dejó maltrechos los históricos vínculos entre México y La Habana y echó por tierra los festejos previstos para mayo próximo, cuando ambos países celebrarían un siglo de relaciones ininterrumpidas.
Castro justificó la divulgación de esa grabación privada al alegar que Fox debería saber que "una conversación entre dos jefes de Estado no es una carta amorosa o un secreto de confesión" y que su insistencia en negar las denuncias cubanas lo "obligaron" a tomar esa decisión.
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