Miércoles, 16 octubre 2002 Año III. Edición 473 IMAGENES PORTADA
Semblanzas
La rebambaramba de Amadeo Roldán

Su quehacer como compositor lo convertiría en una de las figuras más importantes de nuestra historia musical.
por JOAQUíN ORDOQUI GARCíA, Madrid Parte 1 / 2
Amadeo Roldán

En 1945, Alejo Carpentier escribió: "Sin que fuera una obra lograda, puede decirse que el estreno de esta Obertura constituyó el acontecimiento más importante de la historia musical cubana en lo que lleva de corrido el siglo XX, por su proyección e implicaciones". Tan contundentes palabras aparecen en La música en Cuba y se refieren a Obertura sobre temas cubanos, de Amadeo Roldán Gardes, estrenada en 1925 por la Orquesta Filarmónica de La Habana, dirigida por Pedro Sanjuán Nortes.

Aunque es sabido que Carpentier ejercía la arbitrariedad con relativa frecuencia, el contundente juicio emitido sobre la obra de Roldán puede resultar acertado si se tienen en cuenta los prejuicios del autor, que lo llevaban a considerar música "seria" sólo aquella que se escribía en partituras, de acuerdo a los cánones de las vanguardias europeas. Porque el estreno de Obertura sobre temas cubanos fue el acontecimiento que marcó la entrada de nuestra música en la contemporaneidad, de acuerdo con los cánones ya mencionados.

Amadeo Roldán Gardes no nació en Cuba, sino en París, el 12 de julio de 1900, hijo de madre cubana y padre español. La casualidad fue la responsable de ese nacimiento francés, ya que sus padres radicaban en España —donde Roldán se formó académica y musicalmente— y habían viajado por razones de negocios. Su primera profesora fue su madre, la pianista Albertina Gardes, aunque el joven Roldán se decidiría por el violín, una vez iniciados sus estudios en el Conservatorio de Música y Declamación de Madrid, en 1908. En la capital de España concluye sus estudios y obtiene en 1917 el Premio Sarasate, de violín, lo que le facilita incorporarse como primer violín a la Orquesta Filarmónica de Madrid y ofrecer conciertos en varias plazas de la península.

Su llegada a La Habana ocurre en 1919. Ya para entonces había compuesto algunas obras de clara influencia impresionista que él mismo considerará menores en años posteriores. En la capital cubana ejerció como instrumentista en las dos orquestas que competían (a veces de forma feroz) por la preferencia de los habaneros: primero en la Sinfónica, dirigida por Gonzalo Roig, como viola; y después en la Filarmónica, dirigida por Sanjuán, donde actuaba como violín concertino. También se dedicó a la enseñanza de música en diferentes conservatorios estatales y privados, y concedió a su labor como docente una gran importancia. Pero sería su quehacer como compositor el que haría de Amadeo Roldán una de las figuras más importantes de nuestra historia.

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