Jueves, 04 julio 2002 Año III. Edición 402 IMAGENES PORTADA
Semblanzas
La criolla de Casas Romero

Sobre otro de los músicos olvidados en el hall de la fama del reconocimiento popular.
por JOAQUíN ORDOQUI GARCíA, Madrid Parte 1 / 2
Casas Romero

Uno de los géneros (o subgéneros) de la canción cubana más conocidos es la criolla, recreación urbana inspirada en la música campesina y que a veces se confunde con la guajira, ya que ambas comparten compases de 3/4 y 6/8 y recurren a temas relacionados con el campo cubano, idealizado, eso sí, con el bucolismo propio de los citadinos, que suelen olvidar el ingente trabajo físico que demandan la agricultura y la pecuaria.

La criolla, ¡faltaría más!, es otro de esos géneros de discutida paternidad. Helio Orovio se la atribuye sin la menor vacilación a Luis Casas Romero, aunque algunos se la adjudican a Jorge Anckermann y hay quienes afirman que ambos autores la elaboraron en colaboración. Sin embargo, Cristóbal Díaz Ayala, en su Discografía de la música cubana (vol. 1), sugiere un origen dominicano, refrendado por la opinión de Sindo Garay, quien afirmaba haber aprendido la primera criolla en 1899, en un viaje a República Dominicana, de su autor Alberto Vázquez. La pieza se titulaba La Dorila y fue grabada por el propio Sindo en dos ocasiones, alrededor de 1907, bajo el nombre de Dorilla.

Pero aquí no terminan las confusiones. Muchos autores reconocen a Carmela como la primera criolla, pero en la partitura incluida por Orovio en su diccionario se lee: Carmela (Criolla Nº 2), por lo que se deduce que tiene que haber una Criolla Nº 1. La fecha de la composición de esta primera criolla número dos es otra incógnita. Se mencionan los años 1910 y 1912, pero Díaz Ayala ha encontrado grabaciones de Carmela y otras criollas cubanas de Casas Romero desde 1909. Sería interesante un estudio musicológico comparativo entre las criollas cubana y dominicana, pues la simple coincidencia de nombres no dice nada. En primer lugar, la palabra criollo o criolla es de uso generalizado en toda América, incluida la francófona (creole). En segundo lugar, existen muchos géneros que comparten nombres y que poco o nada tienen que ver entre sí: bolero español-bolero cubano y tango congo (cubano)-tango argentino-tango español son buenos ejemplos de estas homonimias.

En todo caso, podemos asumir sin demasiados riesgos que fue Luis Casas Romero, otro de los grandes olvidados en el hall de la fama del reconocimiento popular, el creador de la criolla cubana, de ritmo más rápido que la dominicana.

Nació este sólido músico el 24 de mayo de 1882 (si ésta fuera una revista del corazón se diría que bajo el signo de géminis) en la ciudad de Camagüey, más prodiga en literatos que en grandes músicos. A los nueve años inició sus estudios musicales y a los doce ya había optado por el que sería su instrumento favorito, la flauta traversa, que tocaba en la orquesta de la Sociedad Popular Santa Cecilia y de la que sería uno de los mejores intérpretes (si no el mejor) en la Cuba de principios del siglo XX.

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