Lunes, 24 junio 2002 Año III. Edición 394 IMAGENES PORTADA
Semblanzas
Fernando Storch: el perfecto desconocido

De pitcher a protagonista de la introducción de la música cubana en Estados Unidos.
por JOAQUíN ORDOQUI GARCíA, Madrid Parte 2 / 2

A diferencia de la mayoría de las agrupaciones que se desarrollaban en la Isla, las que lo hacían en los Estados Unidos solían ser muy inestables en la composición de sus músicos y cantantes. La razón fundamental era que muchos decidían regresar a sus países, que en el caso del Caney eran dos, ya que este cuarteto que devino en conjunto se caracterizó siempre por su integración de cubanos y puertorriqueños. No contento con ello, en los años 40 Fernando decide traer de la Isla a una trompetista que puede considerarse en la música cubana la primera mujer instrumentista en una agrupación de hombres.

Se llamaba Cuarteto Caney, pero en realidad se trataba de un septeto reformado. El sonido del grupo es diferente al de las clásicas agrupaciones soneras. Aunque conserva en muchas de sus piezas la estructura típica del septeto, con una introducción del tres —a cargo de Storch—, para dar paso a la base rítmica percutiva y luego a la voz, en otras ocasiones rompía el esquema e introducía elementos de otras procedencias. Por ejemplo, en el célebre bolero mexicano Perfidia (Alberto Domínguez) comienza con una trompeta con melismas abiertamente hispánicos, que se mantienen de una u otra forma a lo largo de la canción y que podrían ser un antecedente del bolero moruno que años después protagonizaran Orlando Vallejo y Orlando Contreras. El tres, que solía rasguearse, en manos de Storch asume cierto protagonismo melódico. Además, en el Caney hay alguna fusión entre el sonido fuerte de los septetos y la búsqueda melódica al estilo Matamoros, como puede comprobarse también en Perfidia, que llega a acercarse a la melcocha de Los Panchos, o en La chiquita me gustó (Arturo Ojea), donde se percibe con claridad la combinación de septeto con voces y guitarra al estilo Matamoros.

En muchas grabaciones, como en Fe y adoración (Eliseo Silveiro), se emplea un discreto piano, que alcanza su apoteosis en Rhumba Rhapsody (Rafael Audinot), pieza que es en realidad un solo de piano, a cargo del compositor y pianista, con una discreta base a cargo de la sección rítmica y nada más. Es también una clara referencia a La malagueña de Ernesto Lecuona. A diferencia de las agrupaciones soneras con sede en la Isla, el repertorio de Caney incluía una proporción significativa de obras de compositores hispanoamericanos, como los mexicanos Sabre Marroquín y Gonzalo Curiel, aunque también algunas del propio Storch o de otros integrantes (permanentes o circunstanciales) de la agrupación, como Audinot. Entre los cantantes que grabaron con Caney se destacan Panchito Riset, Frank Grillo (Machito), Pablo Rodríguez (después se haría famoso como Tito Rodríguez), Johny López y Alfredito Valdés. Desde el punto de vista de la piel, las había de todos los colores, así que no es demasiado aventurado decir que esta agrupación fue otras de las pioneras del recorrido que haría el son en años venideros.

A diferencia de las primeras grandes formaciones soneras, como El Nacional o El Habanero, el Cuarteto Caney no definió un estilo uniforme y fácilmente reconocible. Ello se debe, en parte, a la diversidad de cantantes que utilizó (en lo que sería una especie de antecedente de la Sonora Matancera) y a que la agrupación parecía subordinarse a ellos y no al contrario, como sucedía cuando los sextetos y/o septetos mencionados cambiaban de cantante, lo que fue menos vertiginoso. A pesar de ello, su calidad es indiscutible y el fenómeno de integración que se dio en su interior (nacionalidades, sexos y colores de piel) es un ejemplo significativo de lo que ocurriría años después.

Fernando Storch murió en los Estados Unidos el 24 de diciembre de 2001, sin haber actuado nunca en la Isla o en Puerto Rico con su famoso grupo. Su gran calidad puede disfrutarse hoy en el CD mencionado, así como en el TCD-005, de la misma casa disquera. Espero que algún día la gran mayoría de los cubanos pueda conocer esta obra, tan destacada y sabrosa.

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