Viernes, 31 mayo 2002 Año III. Edición 378 IMAGENES PORTADA
Semblanzas
Boloña y su Sexteto: el más injusto de los olvidos

Desde 1923 y durante varios años, parece haber sido el grupo de son que mejor sonaba en la Isla, a causa de su revolucionaria utilización de las voces.
por JOAQUíN ORDOQUI GARCíA, Madrid Parte 1 / 2
Sexteto Boloña
1923. Sexteto Boloña

Durante la segunda década del siglo XX comenzó en La Habana una revolución musical que dejaría su impronta en toda la centuria y transformaría para siempre la música cubana y su historia: la llegada del son a La Habana y, desde ella, su rápida implantación en la Isla como nuestra expresión musical por excelencia. Los hitos de ese proceso se esconden en anónimos recovecos, pues lo histórico es siempre posterior al hecho y cuando esas músicas gestaban su trascendencia nadie podía adivinar su fecundo devenir.

Muchos suponen que la creación del Ejército Permanente en 1909, por José Miguel Gómez, y el consecuente traslado de militares fuera de sus provincias natales fue el catalizador que precipitó el éxito de este nuevo producto cultural, que bajó de las montañas orientales a Santiago de Cuba y, de allí, a la capital. Ya en 1920 suena un sexteto, el Habanero, que habría de cubrir una década, hasta la aparición de otro, el Nacional, que con su conversión en septeto definiría la música de la Isla.

Durante esa primera gran década sonera pasaron muchísimas cosas, algunas tan gigantes como Miguel Matamoros y su trío. Tanto fulgor hizo que otras quedaran olvidadas, no por falta de calidad, sino por ese comportamiento caótico que llamamos suerte. Quizá el más significativo de esos olvidos fue el del Sexteto Boloña, que, desde 1923 y durante varios años, parece haber sido el mejor grupo de son.

Esta agrupación debe el nombre a su director, Alfredo Boloña, uno de los primeros bongoseros que registra la historia de la música cubana. Según Helio Orovio, nació en La Habana, en 1890, y murió en la misma ciudad, en 1964. Interpretó también el tres, la guitarra y la marímbula. A pesar de haber vivido hasta una fecha relativamente cercana, son escasos los datos que se conocen de su biografía. Por las fotos, sabemos que era enano y mestizo, de piel clara. El umbral de su discografía coincide con las primeras grabaciones de son de que se tiene noticia, con el Sexteto Habanero de Godínez —génesis del Sexteto Habanero—, en el que tocaba el bongó.

Según apunta Michael Iván Ávalos en las notas de dos CD que recogen 12 de las 16 piezas que grabó el Boloña —todas en New York, entre el 18 y el 21 de octubre de 1926—, fue el segundo en acceder a grabaciones. Según refiere el propio Ávalos, integraban el conjunto Abelardo Barroso (claves y voz prima en los solos), "Ignacito" (maracas y voz prima en el montuno), José Vega Chacón (guitarra y voz segunda en solos y montunos), "Tabito" (contrabajo), José Manuel Carriera Incharte El Chinito (bongó) y Boloña (director y tres).

He copiado casi textualmente la información de estos discos no sólo porque es la más completa que he encontrado, sino porque contiene datos significativos aunque hay uno que siembra confusión. El nombre del bongosero —que lo fue también del Sexteto Nacional—aparece como José Manuel Incharte, El Chino. El diccionario de Helio Orovio no lo menciona en ninguna de las dos versiones (he intentado sin éxito otras combinaciones, como Carrera o Cabrera), a pesar de que Orovio suele ser minucioso con los soneros, pues Incharte se cuenta —al igual que Boloña— entre los primeros grandes bongoseros conocidos. En una búsqueda en Internet, apareció una página web titulada y... 1, 2 y 3 Salsa!! (ventas de CDs del Septeto Nacional), que menciona como bongosero del Nacional a José Carriera, para añadir en otro párrafo: "...Augustin Gutierrez instead of Jose Manuel Incharte (he had substituted Jose Carriera)...", de lo que se deduce que José Manuel Incharte, El Chino, y José Carriera son dos personas distintas, lo que es más probable.

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