Lunes, 18 febrero 2002 Año III. Edición 304 IMAGENES PORTADA
Semblanzas
Barbarito Diez

Un retrato de la Voz del Danzón.
por JOAQUíN ORDOQUI GARCíA Parte 1 / 2
Barbarito Diez

En Cuba había un chiste–adivinanza que decía: "¿En qué cama duermen doce personas? / En la de Barbarito Diez, porque duermen en ella Barbarito, su esposa y los diez de Barbarito". Aunque el chiste es malo, deja ver la fama de que gozaba este cantante, porque, ya se sabe, entrar en la chistografía cubana significa el non plus ultra de la celebridad.

Nació en el central San Rafael de Jorrín, cerca del pueblo de Bolondrón, provincia de Matanzas, el 4 de diciembre de 1909. El haber nacido el día de Changó y, por tanto, haber recibido el nombre cristiano de ese bélico orisha, no parece haberlo marcado en demasía, ya que su talante fue siempre muy pacífico.

Cuando tenía 4 años, su familia se trasladó al entonces central Manatí (hoy Argelia Libre), en Oriente, por lo que muchos piensan que ése fue su lugar de nacimiento. Su vocación de cantante fue tan temprana como estricta; temprana, porque comenzó en la escuelita del batey, en los primeros años de primaria, donde su afinada voz servía de guía para entonar el himno; estricta, porque a diferencia de la mayoría de los cantantes de su época, era incapaz de acompañarse con ningún instrumentos percutivo, como maracas o claves. Pero me estoy adelantando...

El padre de Barbarito era obrero azucarero y, a pesar de que el chico quería ser sastre, su progenitor lo hizo mecánico industrial en el central donde trabajaba.

Cuando tenía 20 años y como muchos otros provincianos, decide probar fortuna en La Habana, adonde llega el 11 de mayo de 1930, aunque todavía no pensaba en un futuro como cantante profesional. A pesar de ser abstemio (al igual que Cesar Portillo de la Luz), su amor por la canción lo llevó a frecuentar ambientes bohemios y, gracias a ello, un día acude con un amigo a la calle Vapor, número 7, donde ensayaba el Sexteto Matancero, del gran compositor Graciano Gómez, quien al saber que ése hermoso joven tenía vocación, lo invitó a cantar. Barbarito era fan de Miguel Matamoros, así que se decidió por Olvido, y su interpretación recibió el aplauso de la concurrencia. Tanto le gustó el entorno, que acudió al día siguiente, y cuál no sería su sorpresa cuando Graciano le propuso que se integrara como cantante a su trío.

En esa época era usual que las agrupaciones de éxito tuvieran grupos con otros formatos, para poder atender diferentes contratos. Ello explica, por ejemplo, que existiera un trío, un cuarteto (Maisí), un septeto y un conjunto, todos de Miguel Matamoros, y que Graciano Gómez, además de su sexteto, contara con un dúo, un trío y un cuarteto para otras presentaciones. Barbarito se inició con el trío y más adelante participó en todas las agrupaciones de Graciano, aunque fue en el trío donde más cantó. Uno de los lugares más frecuentados por los trovadores era el café Vista Alegre, donde iban a cantar personalidades como Sindo Garay o Corona, y adonde acudían personalidades del mundo musical como Robreño, Gonzalo Roig y Antonio María Romeu, director de la más importante charanga danzonera de esos años (por cierto, que vivir en los altos del Vista Alegre durante su niñez fue una de las primeras motivaciones que tuvo el después musicólogo Cristóbal Díaz Ayala en su acercamiento a la música popular cubana).

Salto a cont. Siguiente: Por esa... »
1   Inicio
2   Por esa...

Imprimir Imprimir Enviar Enviar

En esta sección

Mario Bauzá
JOG
Pedro Luis Ferrer
Orlando Contreras
Ñico Saquito
Lilí Martínez
NOTICIERO
SOCIEDAD
ECONOMÍA
CULTURA
INTERNACIONAL
DEPORTE
MÚSICA
semblanzas
dulce cantar
OPINIÓN
DESDE...
ENLACES
Chat
ENTREVISTA
Cartas
BUSCADOR
Galeria
EDICIONES
» Actual
« Anterior
» Siguiente
Seleccionar
D:  
M:  
A:  
   
Castro
 
 
PORTADA ACTUAL NOSOTROS CONTACTO DERECHOS SUBIR
 
© 1996-2003 Asoc. Encuentro de la Cultura Cubana.