Viernes, 21 diciembre 2001 Año II. Edición 262 IMAGENES PORTADA
Semblanzas
Walfrido Guevara

por JOAQUíN ORDOQUI GARCíA Parte 1 / 2
Walfrido Guevara
Walfrido Guevara

Hace unos meses, el poeta, investigador y melómano Guillermo Rodríguez Rivera me comentaba que mientras los argentinos conceden a los autores de las letras de tangos la importancia que realmente tienen, los cubanos los olvidamos, a no ser que ese autor sea un poeta cuyos versos han sido musicalizados, como ocurre, sobre todo, con la obra de Nicolás Guillén.

El problema es más grave aún. Los cubanos solemos olvidar también a los compositores, y son muy pocos, como Ernesto Lecuona o Sindo Garay, los que forman parte del imaginario nacional. Casi siempre, cuando un compositor es recordado es porque, además, se destacó como intérprete o lideró un grupo importante, como Ignacio Piñeiro y Miguel Matamoros.

Walfrido Guevara, a pesar de su doble condición de cantante y autor, es uno más de los relegados a las oscuras manos del olvido, aunque muchas de sus obras formaron parte del repertorio de algunos de los mejores intérpretes y agrupaciones, como la Orquesta América (Bésala y cásate, cha-cha-chá), Benny Moré (Cinturita, guaracha y No quiero matarte, bolero), Roberto Faz (Tres besitos, bolero), Tito Gómez y la Orquesta Riverside (Sin esperanza estoy, bolero) e, incluso, el ahora célebre Compay Segundo (La juma de ayer, guaracha), por sólo mencionar algo de su currículum.

Su predestinación a la ausencia (quiere decir olvido) es tal que investigadores tan minuciosos como Cristóbal Díaz Ayala (Música cubana del areíto a la nueva trova, pag. 184) o Tony Évora (El libro del bolero, pag. 170) sólo lo mencionan de pasada y refiriéndose a otros temas. Sólo Helio Orovio en su Diccionario de la música cubana le concede un espacio más o menos significativo, amén de consignar su lugar y fecha de nacimiento: Santiago de Cuba, 9 de diciembre de 1916.

Ha sido un sello discográfico, Virgin Records, el encargado de rescatar a este curioso autor y acercárnoslo por medio de un CD, La música de Walfrido Guevara, que nos proporciona una visión de conjunto de su obra, a pesar de que se trata de una muestra quizá demasiado parcializada.

Porque Walfrido Guevara compuso en géneros muy diversos, pero donde más se destacó fue en el bolero "vitrolero", ese subgénero kitch que llevó a extremos caricaturescos, como puede comprobarse en el disco de La India de Oriente, de la misma casa, ya comentado en este espacio, y que incluye muchas de sus composiciones, amén de otras compartidas con su hermano Ofelio (letrista) y con Juvenal Quesada. Para muestra, un botón, Mil veces falsa: "No es cosa que me importa tu traición / porque vivo convencido que tú eres / la más falsa entre todas las mujeres / de las tantas que no tienen corazón. / Yo bien sé que esta vida traicionera / nos brinda ingratitudes por doquier, / también sé que tu indigno proceder / simboliza en tu persona una cualquiera. / Tú no tienes razón / yo fui víctima de tu cruel / vanidad. Abusaste demasiado / de mi noble corazón. / Por eso te dejé, / por eso y nada más. / Ahora despechada / andas diciendo / cuantas cosas / se te ocurren de mi honor. / Oye bien, / no es delito tener un nuevo amor / que ha sabido con cariño conquistar / mi corazón".

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