Jueves, 19 septiembre 2002 Año III. Edición 454 IMAGENES PORTADA
Dulce cantar
Llanto perturbador

por LáZARO MORELL, Madrid  

Además de innovar en el son, de crear un sonido que influirá decididamente en la salsa newrican de los 70, Arsenio Rodríguez fue un gran compositor que dejó obras que perviven como clásicos en el repertorio nacional y gozarían de innumerables versiones. Es el caso de No me llores más, pieza singular por varios conceptos. A pesar de tratarse de un clásico son-montuno, su melodía tiene una originalidad que va más allá del género y la convierte en una obra que vale lo mismo para bailar que para escucharla. La letra, por su parte, muestra una complejidad de sentimientos inusual en el género, complejidad que, por cierto, se manifiesta a través de un lenguaje sencillo y de rotundo criollismo, donde lo sugerido es mucho más importante que lo explícito. Se trata de una canción en la que amor y desamor van unidos de forma inseparable: los reproches son tiernos ("Siempre me está haciendo cuentecitos/ y llorando lagrimitas,/ ya me tiene confundido...") y las entregas, reticentes ("Tata, tú me pones una carita/ que me siento desvalido,/ que me perturba la calma..."). Otra de las felicidades de esta pieza radica en la introducción de una estrofa (la primera de las ya citadas) en la que el autor cambia repentinamente la persona gramatical, de segunda a tercera, lo que convierte el diálogo en narración, como si necesitara explicarse ante quienes lo escuchan. La segunda estrofa mencionada encierra otro misterio: "Tata, tú me pones una carita"... pues Arsenio Rodríguez era ciego desde la niñez.

No me llores más (son montuno)
Arsenio Rodríguez

Mami, no me llores lagrimitas
que me siento una cosita
que me acaba con el alma.

Tata, tú me pones una carita
que me siento desvalido,
que me perturba la calma.

No quiero que me llores,
que me digas "papacito de mi alma,
eres mi vida".

Sabes que ese disco está rayado,
ya de oírlo tengo canas,
todo es mentira.

Siempre me está haciendo cuentecitos
y llorando lagrimitas,
ya me tiene confundido.

No pienses que yo trago, mi negrita,
ese cuento no me manga
ni me turba los sentidos.

No me llores, no me llores más,
no me llores mi negrita,
que tú me vas a matar.


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