Exagerados juramentos |
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por LáZARO MORELL, Madrid |
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Otra vez Matamoros, don Miguel el Grande... y el exagerado. Juramento es una de sus primeras y mejores canciones, bolero trovadoresco, si los hay, cargado de ese phatos romántico heredado del entonces cercano siglo XIX. Las descripciones del amor que repletan esta pieza son tan elocuentes que no podemos menos que preguntarnos si el masoquismo estaba mucho más generalizado a principios del siglo pasado de lo que podemos suponer. Pues se trata de algo "...que hace sentir hondos dolores y condena a vivir entre cadenas..., de un... surtidor de místicos pesares... que ...hace al hombre arrastrar largas cadenas...", en fin, que tal parece que estamos ante una descripción detallada de la inquisición toledana, que el autor disfruta a plenitud y con desenfreno: "...yo te diera, mi bien, por tus amores, hasta la sangre que hierve en mis arterias". Y al final, el juramento que da título a la canción: arrastrar las cadenas "...por los mares infinitos y negros de mis penas". Perdón, de las penas de él. Tal vez si la pieza se hubiera escrito años después habría incluido una dosis de picana, pero, a pesar de todo, encierra una belleza salvaje que por su propia exageración la convierte en uno de los boleros más memorables que conozco.
Juramento (bolero)
Miguel Matamoros
Si el amor hace sentir hondos dolores
y condena a vivir entre cadenas,
yo te diera, mi bien, por tus amores,
hasta la sangre que hierve en mis arterias.
Si el surtidor de místicos pesares
hace al hombre arrastrar largas cadenas,
yo te juro arrastrarlas por los mares
infinitos y negros de mis penas.
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