Juana... la cubana |
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por LáZARO MORELL, Madrid |
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Aunque no llega a la categoría de subgénero, hay un curioso tipo de canción cubana de la que hoy mostraremos dos ejemplos dispares: la canción compuesta por un autor pero que parece obra del cantante, ya que trata de sí mismo... o misma. Mismamente. Aunque con la mala costumbre que tenemos de no consignar a los autores de las letras, nunca se sabe del todo si la autoría ajena es sólo de la música o si incluye también la letra. Por ejemplo, en los créditos de Juana Bacallao sólo aparece Obdulio Morales, aunque las incoherencias propias de esta excéntrica demoledora hacen sospechar que mucho se debe a sus improvisaciones que, como se sabe, introducía en cualquier momento y lugar. Como aquella vez cuando decidió hacerle un homenaje a Angela Davis y sacó una rumbita que rezaba: "Angela Pérez, / hermana de Soledá, / nieta de Juana / y prima de Caridá...", para luego soltar un grito solidario: "¡Nixon, déjala que goce!"
Juana Bacallao (son) Obdulio Morales
Yo soy Juana Bacallao, ¿te enteraste? Llegó Juana Bacallao, la negra que en el bembé salpica pa'no mojar.
Los hombres me invitan a aguardiente, ellos no saben que soy fisna, si fuera champán o fuera sidra quizás yo lo aceptara. ¿Qué, si no?
Yo soy Juana Bacallao, ¿te enteraste? ¡Eh, que yo soy Juana, Juana de Cuba! ¡Es que no quiero una bobera, que te vayas pa'llá, pa'llá! Es que no quiero, no quiero... ¡La llave, no! ¡Candela!
Es que yo sigo siendo la tremenda. Las Chicas del Can dicen que yo soy la brava, que yo soy Juana, nien nombrá Acabé en el mundo entero, señores. Vaya, la llave, la llave la tengo yo.
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