Jueves, 25 julio 2002 Año III. Edición 417 IMAGENES PORTADA
Música
'Se abren los caminos: Cuban Hip Hop All Star'

Semblanza de un disco que recoge buena parte de la música realizada en la última década por los raperos de la Isla.
por ARSENIO RODRíGUEZ, Barcelona  
Portada

Uno de los fragmentos —hay otros muchos— de la tercera pieza del CD Se abren los caminos: Cuban Hip Hop All Star Vol.1 (2001), editado por Papaya Records, demuestra que los raperos que residen en la Isla han tomado la bandera de la crónica social más dura, más acallada y más censurada. Crónicas que transmitía la población desde hace años, pero que los músicos oficiales —exceptuando a Pedro Luis Ferrer y José Luis Cortés— desdeñaron para hablar de mulatas y orishas, los que han ganado un protagonismo excesivo dentro de la música popular de los últimos años.

De los CD de hip hop grabados en el nuevo siglo (se podría decir que de todos los impresos en la historia del hip hop criollo), no quedan dudas de que Se abren los caminos Cuban Hip Hop Alls Stars. Vol.1 es el que mejor refleja no ya la evolución del rap cubano, sino su definitiva madurez.

Producido musicalmente por Pablo Herrera y con reseña de grupos de Ariel Fernández Díaz, este CD agrupa a doce conjuntos escogidos entre 150 de toda la Isla. Contiene todas las tendencias y fusiones por las que se mueve el ya afincado género, acompañado de unos textos que reflejan de forma natural cómo viven la mayoría de los jóvenes, con un acercamiento especial a la marginalidad.

Los grupos incluidos son Reyes de la Calle, Hermanos de Causa, Explosión Suprema, Bajo Mundo, Alto y Bajo, Anónimo Consejo, Cuarta Imagen, Junior Clan, Obsesión, Justicia, 100% Original e Instinto. Todos nacidos y desarrollados en los Festivales de rap efectuados en el reparto de Alamar desde 1994 hasta la fecha.

Los raperos fusionan no sólo el son tradicional. Llegan más lejos con el sonido de Van Van y pasajes de tri-hop o Philliss Glass, sin olvidar fragmentos de canciones de Vicentico Valdés, entre otros sonidos contemporáneos.

El disco abre con un tema alusivo a la religión, El mundo va a acabarse, de Reyes de la Calle. Pero sorprendentemente no se habla de la religión afrocubana, que sólo sirve de introducción y cierre, sino de la católica, y se juega con la idea de qué ocurriría si Dios fuera negro. ¿Un homenaje contestatario al famoso Angelitos negros que popularizó Antonio Machín? No se sabe, pero expone una manera diferente de ver la realidad racial en Cuba. La base rítmica de este primer tema es la conocida canción de los Van Van La Nueva escuela. Al final de esta pieza se convierte en excelente ironía un fragmento de Formell que dice: "La Habana de un bello color...", con la que se denuncia el racismo de la sociedad cubana más actual.

Si Nicolás Guillén estuviese vivo, seguro se alegraría de que en el siglo XXI sus textos sirvieran de base poética para la asimilación del rap en Cuba, luego de haber encauzado la evolución del son. La utilización de sus poemas para reivindicar y denunciar la marginación de los jóvenes por la carencia de dólares, en Tengo, de Hermanos de Causa, es representativa de esta situación. También en la pieza La muralla, de Cuarta Imagen, destacan elementos sociales y raciales.

El punto de vista del racismo en Alerta, del grupo Explosión Suprema, no está disperso ni es general. Refleja la visión de un joven y las supuestas causas para que un policía le pida su identificación por los motivos más inverosímiles: ser negro, tener el pelo largo (rasta) o sencillamente llevar la ropa ancha. Les humilla que sólo ocurra con los negros, y así lo reflejan.

Si de versiones se trata, el disco presenta también otra visión de la canciones tradicionales emblemáticas de la música nacional. Es una novedad la versión de Kirino con su tres, recreada por Instinto, el mejor grupo de rap femenino de la Isla. Hasta el presente, ningún conjunto de rap enteramente femenino había grabado un disco. Se incluyen, además, otros temas excelentes, como Guapo como Mandela (Bajo Mundo), Mezcla (Justicia), El vagamundo (Bajo Mundo), y Amargas meditaciones (100% Original). El contrabajo lo toca uno de los músicos más famosos de la Isla, Jorge Reyes, integrante de Irakere.

Desde hace un tiempo existe el debate, tanto dentro como en el exterior, de la supervivencia del racismo en la Isla. Ajenos a esta polémica, o quizá muy concientes de ella, gran parte de los raperos que residen dentro manifiestan en sus textos el fenómeno, que la oficialidad quiere tapar y muchos en el exterior pretenden sublimar. Aquí se escapa hecho música, quizá recordando estas palabras de Fernando Ortiz: "Sin el negro Cuba no sería Cuba. No podía, pues, ser ignorado. Era preciso estudiar ese factor integrante de Cuba; pues nadie lo había estudiado y hasta parecía como si nadie lo quisiera estudiar".


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