| Adiós a un grande olvidado |
|
| El pasado 24 de diciembre falleció Fernando Storch, quien con Machito, Bauzá y Oréfiche, perteneciera a la elite de los embajadores de la música cubana. |
 |
| por CRISTóBAL DíAZ AYALA |
Parte 2 / 2 |
En 1943, Storch sirvió brevemente en el ejército americano y a su salida reorganizó su grupo. Fernando viajaba periódicamente a Cuba para remozar su repertorio y en uno de esos viajes contrató a una linda y hábil trompetista de la Orquesta Ensueño de Guillermina Foyo, llamada Ana Márquez. Posiblemente fue el primer caso de una agrupación latina masculina con una integrante femenina.
Por preferir a la Florida para criar a sus hijos, Fernando, que ya hacía largas temporadas en Miami, decidió fijar su residencia allí y hacer temporada en los alrededores de Nueva York por muchos años hasta su retiro en los 60.
Desde hacía tiempo vivía con su hijo Fernando Jr. en Jacksonville. En 1993, lo entrevisté en su casa. Se mantenía ágil, y tocaba el tres, acompañándose con una especie de drum que manejaba con los pies, cantando algunos de sus éxitos más famosos.
Falleció plácidamente, mientras dormía, en la mañana del 24 de diciembre de este año.
Viajaba con cierta frecuencia a Miami, pero nunca se le tributó el homenaje que su figura merecía. Por no haber hecho su carrera en Cuba, donde nunca actuó en sus años de éxito, es poco conocido. Mas se le recuerda en Nueva York y Puerto Rico. A figuras como él, como Machito, Mario Bauzá, Armando Oréfiche y muchos otros, que desarrollaron gran parte de su vida divulgando la música cubana por otros países, le deben mucho de sus éxitos los cantantes y músicos cubanos que hoy triunfan por el mundo.
| Salto a cont. |
Volver: Inicio » |
|
|
|
|
