Lunes, 14 enero 2002 Año III. Edición 279 IMAGENES PORTADA
Música
'A mí no me tocan campana'

Reverenciado por conocedores y neófitos Carlos Embale se mantendrá a salvo y para siempre en la memoria del son.
por RENé ESPí Parte 1 / 2
Septeto
Carlos Embale, Septeto Nacional

La voz fuerte le brotaba generosa en sones, guarachas y montunos, mientras su fraseo perfecto se completaba con una increíble capacidad de improvisación. Éstas son sólo algunas de las muchas cualidades que identificaron al gran cantante Carlos Embale, permitiéndole durante décadas, dentro y fuera de Cuba, ser la voz distintiva (y obligada) del son más tradicional, desde su permanencia en el Septeto Nacional.

Cuando ya ni siquiera animaba a la agrupación la presencia de Piñeiro (sólo la aureola de sus inmortales sones y el nombre de su fundador) la poderosa voz de Embale daba continuidad y vigencia al más legítimo son.

Si en Argentina tienen un Gardel que cada día canta mejor, en Cuba, Embale repite idéntica proeza. Como los buenos rones, los años curan su voz haciéndola más añeja, acentuándole aún más el sabor inconfundible de lo original, de lo auténtico.

Embale no soñaba con entrar al mundo de la música cuando marcaban el ambiente artístico de su adolescencia los míticos Pablo Quevedo, Fernando Collazo, Tata Gutiérrez y Alfredito Valdés, entre otros muchos cantantes que poblaban las emisiones radiales de esos lejanos años. Voces que tampoco cesaban de escucharse en los discos de pasta (salvo el infortunado caso de Pablo Quevedo) y las artesanales emisiones radiales de mediados del treinta, encendiendo la vocación musical del joven mulato, quien muy pronto se sintió atraído por el canto.

La Corte Suprema del Arte fue el nombre de uno de los espacios más populares transmitidos por la radio nacional durante muchos años, específicamente durante las décadas del treinta y cuarenta. A los estudios de la CMQ en Monte y Prado, se presentaron al popular concurso y consiguieron el despegue inicial, figuras en ciernes por aquellos tiempos: Elena Burke, Olga Guillot, Tito Gómez, Celia Cruz y Rosa Fornés; promesas de la época que jugarían un papel esencial durante las décadas siguientes en el devenir musical de la Isla.

Una particularidad identificó desde sus inicios a este estelar espacio emitido por la CMQ: el uso de una campana que el jurado hacía sonar sin muchos miramientos al aficionado que cometiese un error. A más de uno le tocaron la campana la primera vez por lo que muy pronto el artefacto sonoro pasó a ser un recurso muy temido por los concursantes. En su primera presentación, Embale salió airoso y veinte años más tarde, junto al grupo afro Lulu-Yonkori, en un exquisito guaguancó grabado para la casa Panart, recordando aquel episodio, entonaba sereno: "a mí no me tocan campana, oye campanero, campanero..." un tema que ha trascendido las fronteras del tiempo y que aún hoy en día se puede escuchar en alguna que otra descarga callejera.

El exitoso debut en la Corte le abre las puertas al joven cantante, quien da inicio a su carrera profesional figurando en varias agrupaciones musicales, entre ellas la primera versión de la Orquesta Maravillas, del monarca Antonio Arcaño; el septeto del veterano sonero Alfredo Boloña; el Septeto Bolero; la Orquesta Fantasía y una de las más populares orquestas danzoneras de aquellos tiempos dirigida por el notable pianista y compositor Neno González.

En este peregrinaje musical lo sorprenden los años cuarenta y el nacimiento de una nueva etapa: comienza a extenderse por toda la Isla la fiebre de los conjuntos y, en 1946, una significativa oportunidad de trabajo se le ofrece al talentoso cantante. El conjunto Baconao de Miguel Matamoros regresa de un viaje a México con una plaza que ha dejado vacante un joven mulato de Santa Isabel de las Lajas que prefirió quedarse en el Distrito Federal, en busca de mejor suerte y con otro nombre: Benny Moré.

Salto a cont. Siguiente: Matamoros... »
1   Inicio
2   Matamoros...

Imprimir Imprimir Enviar Enviar

En esta sección

La fórmula de Issac Delgado
ARSENIO RODRíGUEZ
Queremos tanto a Pablo
CARLOS OLIVARES BARó
Adiós a un grande olvidado
CRISTóBAL DíAZ AYALA
Pancho Amat y 'El cabildo del son: de San Antonio a Maisí'
JOAQUíN ORDOQUI GARCíA
Poco aliño para mucha salsa
LUIS CINO
En Croacia se baila el son
CARLOS OLIVARES BARó
NOTICIERO
SOCIEDAD
ECONOMÍA
CULTURA
INTERNACIONAL
DEPORTE
MÚSICA
semblanzas
dulce cantar
OPINIÓN
DESDE...
ENLACES
Chat
ENTREVISTA
Cartas
BUSCADOR
Galeria
EDICIONES
» Actual
« Anterior
» Siguiente
Seleccionar
D:  
M:  
A:  
   
Banco
 
 
PORTADA ACTUAL NOSOTROS CONTACTO DERECHOS SUBIR
 
© 1996-2003 Asoc. Encuentro de la Cultura Cubana.