| Sin cartas para jugar |
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| Tras la renuncia del canciller Jorge Castañeda, ¿habrá cambios en la política mexicana hacia La Habana? |
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| por GILBERTO CALDERóN ROMO, México D. F. |
Parte 2 / 2 |
La enorme minoría chicana ya cuenta electoralmente en los Estados Unidos, pesa en la economía de su país y empieza a hacerlo en la política interior al sur del Río Bravo, así que era cuestión de sentido común considerar esa realidad en el plan de vuelo de la nueva política exterior.
Las remesas de los mexiconorteamericanos ascienden a 10.000 millones de dólares anuales, financian innumerables obras públicas municipales, palian la grave crisis económica y significan una fuente de información y de opinión política para sus familiares en el territorio nacional.
Más de uno de estos emigrantes en territorio anglosajón se pregunta por qué sus divisas apoyan la economía de regiones deprimidas de su patria y no cuenta su opinión política. Dotados de doble nacionalidad, pronto tendrán que adquirir derechos electorales en su nación de origen. Este es un fenómeno inocultable.
El Gobierno de Vicente Fox percibió esa realidad demográfica, política y financiera, unida por la globalización, y concluyó que no podía ponerla en riesgo por veleidades con un régimen isleño autárquico, empeñado en mantenerse congelado en el tiempo y en espera de que el mundo mude de actitud sin ofrecer a cambio guiños de liberación.
Cuba y México compiten por los EE UU
Cuba, por su parte, mantiene vestigios de su retórica antiimperialista, pero cada vez más persigue un acercamiento con los norteamericanos. Las compras de alimentos pagadas en efectivo, las ferias agroindustriales de EE UU en La Habana, la seducción permanente de congresistas y gobernadores de Estados productores de alimentos de la Unión Americana, forman una campaña fidelista ostensible.
Los castristas se esfuerzan porque los departamentos de Estado y de Comercio restituyan la libertad de viajar a la Isla a los turistas norteamericanos y eliminen las restricciones al comercio. Saben que la economía antillana solamente se reactivará con la apertura comercial con EE UU, más que con los países de la Unión Europea, pero obstaculizan y dejan fuera de la mira la eventual aportación de la poderosa comunidad cubanoamericana.
La política exterior mexicana ya está definida
Sin Jorge Castañeda en la cancillería de México, es posible que las relaciones con La Habana fluyan sin estridencias. Tendrá entonces mayor influencia e importancia la actuación de la nueva embajadora Roberta Lajous Vargas.
De aquí en adelante, México tendrá que rectificar algunas aristas diplomáticas, pero lo que no parece tener reverso son las líneas comprometidas con los derechos humanos, con la numerosa población mexicana que habita en los Estados Unidos y con el multilateralismo. Desde esta perspectiva, las cosas para el régimen cubano con respecto a México no parecen ser muy alentadoras.
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