Jueves, 05 diciembre 2002 Año III. Edición 509 IMAGENES PORTADA
Internacional
Venezuela: La batalla por el referéndum consultivo

por YAMILA RODRíGUEZ EDUARTE, Caracas  
Caracas
Caracas. Opositoras a Chávez se manifiestan
contra la intervención de la Policía
Metropolitana

El 2 de febrero de 2003 se debía romper el corojo en Venezuela. Fue la fecha anunciada por el Consejo Nacional Electoral (CNE) para la realización de un referéndum consultivo que preguntaría a los venezolanos si están de acuerdo con que Hugo Chávez renuncie voluntariamente a su cargo. Pero el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ha invalidado la decisión, según el directivo electoral Rómulo Rangel.

La convocatoria lanzada por el CNE en la madrugada del pasado jueves le añadió pólvora a la convulsa situación que vive Venezuela. Las manifestaciones a favor y en contra del referéndum se sucedieron en varios puntos de la capital. Los incidentes violentos no faltaron, pues la polarización de la sociedad es tanta que es casi imposible contener los estallidos. Froilán Barrios, del Comité Ejecutivo de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), cree que la anulación por el TSJ de la convocatoria a referendo realizada por el CNE servirá para persuadir a los vacilantes sobre la necesidad de unirse al paro anunciado por la oposición para este 2 de diciembre: el presidente Hugo Chávez tenía la oportunidad de "salir por las buenas", a través de una consulta electoral, pero descartó esta vía y ahora deberá abandonar el poder "por las malas, a través de la huelga", afirmó el sindicalista.

"¿Está usted de acuerdo con solicitar al Presidente de la República, ciudadano Hugo Rafael Chávez Frías, que de manera inmediata renuncie voluntariamente a su cargo?". Es la pregunta que deberían contestar los electores venezolanos. Dicha petición fue avalada por más de 2 millones de firmas que fueron consignadas ante el CNE, el pasado 4 de noviembre.

La oposición consideró un triunfo el llamado a referéndum consultivo, pero se mantiene escéptica sobre su realización. El desafío a los poderes públicos lanzado por Hugo Chávez en su programa ¡Aló, Presidente! el pasado domingo, todavía retumba en los oídos de sus adversarios. "Ni en el supuesto de que el CNE declare o tome la decisión que la pregunta es válida (...) Ni en el supuesto que el Tribunal Supremo de Justicia también diga que la pregunta es válida (...) Ni en el supuesto que hagan ese referéndum y saquen el 90 por ciento de los votos, yo voy a renunciar, olvídense".

Además del interpuesto por el TSJ, el camino hacia el referéndum está sembrado de otros escollos. Los representantes del Gobierno han establecido 15 impugnaciones con el alegato de que es inconstitucional. Una de las objeciones plantea que no han sido comprobadas en su totalidad las firmas entregadas para la solicitud de consulta.

Los grupos chavistas no se han quedado sentados en sus casas. Horas antes de conocerse la decisión del CNE se apostaron en las inmediaciones del organismo y allí permanecen en actitud de protesta. Las instalaciones están bajo la custodia de la Guardia Nacional, que mantiene a raya a los grupos violentos.

El aire que se respira en Venezuela es tan pesado que se pudiera cortar con un cuchillo. Existe mucha expectativa con respecto al paro cívico de este lunes 2. Sería el cuarto en menos de un año para exigir la salida de Chávez del poder. Todavía no se ha establecido la duración que tendría, aunque sus organizadores no descartan que sea por tiempo indefinido, hasta conseguir la renuncia del gobernante. Sendos sondeos de Datanálisis y Consultores 21, de las encuestadoras más importantes del país, indican que más del 60 por ciento de los electores ansía la renuncia del ex golpista.

Carlos Ortega, presidente de la poderosa CTV, ha expresado que están dispuestos a frenar la protesta "siempre y cuando el Gobierno acate la decisión del CNE de fijar una fecha para el referéndum, se comprometa a respetar el resultado, desmilitarice Caracas y devuelva la Policía Metropolitana a sus mando naturales".

El despliegue de cientos de militares en las calles de Caracas y la intervención de su Policía Metropolitana fueron ordenados por Chávez entre el 14 y el 16 de noviembre pasados. Para los líderes opositores estas son provocaciones destinadas a sabotear la mesa de negociaciones entre el Gobierno y la oposición, auspiciada por César Gaviria, Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA).

No obstante la presencia de la OEA y la existencia de la mesa de negociación, en los últimos días han ocurrido hechos de vandalismo y violencia injustificada, como la explosión de granadas de gases lacrimógenos en estaciones del Metro de Caracas, y ataques con explosivos a las sedes de varios medios de comunicación y organizaciones sindicales y empresariales.

El jueves, los grupos violentos del chavismo provocaron desórdenes en el centro de la capital. La violencia se adueñó de las calles una vez más. Una violencia promovida y tolerada por el oficialismo, que demuestra su temor a las urnas y a la salida electoral que la gran mayoría de los venezolanos aguarda.

Muchos prevén un fin de semana no apto para cardíacos, ni para turistas. La batalla por la realización del referéndum consultivo apenas comienza. Chávez tiene en sus manos que el país no se vaya por un despeñadero. Muchos ponen velas para que la cordura se imponga y los venezolanos, de manera pacífica, puedan decidir su futuro en febrero de 2003.


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