Lunes, 22 julio 2002 Año III. Edición 414 IMAGENES PORTADA
Internacional
Chávez y la trampa diabólica

¿Hay ya suficientes elementos para dilucidar los acontecimientos del pasado 11 de abril en Venezuela?
por MIGUEL RIVERO, Lisboa Parte 1 / 2
Hugo Chávez
Presidente venezolano Chávez. Revolución en las Fuerzas
Armadas

¿Los resultados finales de un hecho se miden por la persona que ha obtenido los mayores beneficios? De cualquier manera no cabe dudas de que el presidente Hugo Chávez fue quien sacó las mejores lascas del denominado "Golpe de Estado" en Venezuela, ocurrido el pasado 11 de abril.

Según van pasando los meses resulta cada vez más evidente que se montó una verdadera farsa con el objetivo de hacer salir a la luz pública a los jefes militares descontentos, que ahora son depurados de forma sistemática.

Las últimas informaciones recibidas desde Caracas señalan que el mandatario ya ha purgado a casi la mitad de la oficialidad de las Fuerzas Armadas. Los sustitutos son oficiales jóvenes, leales al presidente paracaidista y a su proyecto, el cual tiene como finalidad proclamada perpetuar en el poder a Chávez para cumplir los objetivos de la revolución bolivariana.

En lo que se refiere al "Golpe", el entonces comandante del ejército venezolano, Efraín Vásquez, ya declaró ante la comisión de la Asamblea Nacional que investiga los hechos: "Caimos en una trampa diabólica".

El elemento clave en toda esta puesta en escena fue, sin duda alguna, el entonces inspector jefe de las Fuerzas Armadas, general Lucas Rincón, quien anunció en la madrugada del 12 de abril la renuncia de Chávez y que después, según Vazquez, pasó al "silencio e inacción".

Posteriormente, Rincón fue uno de los que ayudó a reponer a Chávez en su trono bolivariano de Miraflores. El presidente venezolano dijo luego que, cuando el inspector jefe habló de su renuncia, fue porque estuvo "confundido".

El general Rincón recibió merecido premio cuando recientemente fue nombrado ministro de Defensa.

Por otro lado, una Asamblea Nacional dominada por los seguidores de Chávez difícilmente ofrecerá una interpretación imparcial de los hechos. Por lo visto, será necesario esperar algún tiempo para conocer la verdad.

Las rocambolescas 48 horas que el presidente Chávez pasó "detenido" por los militares, hasta terminar en una playa donde se disponía a escribir —o escribió— algunos poemas, están rodeadas por un manto de misterio y hasta de exageraciones (acerca de que "su vida" corría peligro), para dar mayor credibilidad a la tesis del golpe militar.

El régimen de La Habana, para dramatizar el asunto, se dirigió a varios gobiernos (incluyendo al de España) para pedirles que intervinieran y salvar al presidente democrático de Venezuela.

Lo paradójico del caso es que la cláusula democrática acordada por los gobiernos latinoamericanos, durante la cumbre realizada en Canadá para avanzar en la creación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), sirvió de tabla de salvación de Chávez (¿acaso necesitaba en realidad de esa tabla?)

Acerca de esta misma cláusula democrática, el mandatario venezolano había dejado inscritas sus "reservas" en esa Cumbre de Canadá.

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